Autocronograma

AUTOCRONOGRAMA

2008: 23 años deseando esta carrera.

2010: Bitácora de quien estudia en Puán porque la vida es justa y (si te dejás) siempre te lleva para donde querés ir.

2011: Te amo te amo te amo, dame más: Seminarios y materias al por mayor.

2012: Crónicas de la deslumbrada:Letras es todo lo que imaginé y más.

2013: Estampas del mejor viaje porque "la carrera" ya tiene caras y cuerpos amorosos.

2014: Emprolijar los cabos sueltos de esta madeja.

2015: Pata en alto para leer y escribir todo lo acumulado.

2016: El año del Alemán obligatorio.

2017: Dicen que me tengo que recibir.

2018: El año del flamenco: parada en la pata de la última materia y bailando hacia Madrid.

2019: Licenciada licenciate y dejá de cursar mil seminarios. (No funcionó el automandato)

2020: Ya tú sabes qué ha sucedido... No voy a decir "sin palabras" sino "sin Puán".

2021: Semipresencialidad y virtualidad caliente: El regreso: Onceava temporada.

2022: O que será que será Que andam sussurrando em versos e trovas 2023: Verano de escritura de 3 monografías y una obra teatral para cerrar racimo de seminarios. Primer año de ya 15 de carrera en que no sé qué me depara el futuro marzo ni me prometo nada.

11 de junio de 2013

La sangre del año 40

La Canción de Amalia


Héctor Pedro Blomberg





La sangre del año cuarenta mojaba
Tu rostro divino color de jazmín,
Doliente azucena de la tiranía
Jamás buenos aires se olvida de ti.

Soñando vivías en la quinta sola
Y el río te daba su mortal canción,
Suspiran los sauces de la calle larga,
Se oía a lo lejos un canto de amor.

Belgrano te amaba, jazmín tucumano,
La daga de rosas, su pecho buscó,
Lloraron de angustia tus bellas pupilas,
En las noches rojas del restaurador.

Con cintas celestes en tus trenzas negras
Le abrías la puerta del viejo jardín.
Guitarras porteñas decían la gloria
De aquellos amores, cantaban por mi.

Rondaron las dagas la quinta vacía,
La dulce guitarra dejó de cantar.
Eduardo Belgrano se estaba muriendo
Y allí en los rosales goteaba un puñal.

Soñaba ser libre, soñó que era suya
Y en tus ojos negros vio la libertad.
Miró la divisa celeste en tus trenzas,
Besó tus pupilas y ya no hablo más.

Los sauces llorosos temblando en el río
Y el viento en las rejas del barrio del sur
Cantaban tu idilio, de amor y de muerte,
En la calle larga bajo el cielo azul.

Suspiro doliente, de amor sin ventura,
Oías, Amalia, la ardiente canción,
Que Eduardo Belgrano, con voz moribunda,
Cantaba a tu oído diciéndote adiós.

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