Autocronograma

AUTOCRONOGRAMA

2008: 23 años deseando esta carrera.

2010: Bitácora de quien estudia en Puán porque la vida es justa y (si te dejás) siempre te lleva para donde querés ir.

2011: Te amo te amo te amo, dame más: Seminarios y materias al por mayor.

2012: Crónicas de la deslumbrada:Letras es todo lo que imaginé y más.

2013: Estampas del mejor viaje porque "la carrera" ya tiene caras y cuerpos amorosos.

2014: Emprolijar los cabos sueltos de esta madeja.

2015: Pata en alto para leer y escribir todo lo acumulado.

2016: El año del Alemán obligatorio.

2017: Dicen que me tengo que recibir.

2018: El año del flamenco: parada en la pata de la última materia y bailando hacia Madrid.

2019: Licenciada licenciate y dejá de cursar mil seminarios. (No funcionó el automandato)

2020: Ya tú sabes qué ha sucedido... No voy a decir "sin palabras" sino "sin Puán".

2021: Semipresencialidad y virtualidad caliente: El regreso: Onceava temporada.

2022: O que será que será Que andam sussurrando em versos e trovas 2023: Verano de escritura de 3 monografías y una obra teatral para cerrar racimo de seminarios. Primer año de ya 15 de carrera en que no sé qué me depara el futuro marzo ni me prometo nada.

22 de febrero de 2013

No sé si voy a poder con Benet

(Benditos sean los que dicen que no lo entienden)


"Los carros que se acercaban, hundidos hasta los ejes, cargados de cal en lugar de paja; en las calles desiertas los ayes y los gritos intramuros de las abuelas abandonadas que en los lechos polvorientos trataban de resucitar los dolores del parto; la imagen vacilante, fosforescente y cenicienta del marido, envuelta en el aura de la mañana con un rictus siniestro y una sonrisa macabra al abrir a sacudidas la puerta y, con un gesto de espanto, rasgar su camisa para mostrar las terribles heridas y el agujero negro en el centro del pulmón, que todos los años volvía a visitarla en la fecha de su aniversario para desaparecer momentos antes de que el viento introdujera por la puerta abierta el testimonio de su muerte: una pelota formada por papeles de periódicos atrasados que el viento deshacía en el umbral de la casa para dejar en el suelo la esquela arrugada publicada por un diario de provincias, unos días antes de su marcha."

Juan Benet. Volverás a Región.

20 de febrero de 2013

Vilas por Fernández Mallo


MANUEL VILAS publica en Anagrama "AIRE NUESTRO"
9 nov



aire-nuestro



Texto de Agustín Fernández Mallo en su blog:

http://www.alfaguara.santillana.es/blogs/elhombre



Me resulta difícil hablar de uno de los libros más extraordinarios que he leído en años. Aire nuestro, de Manuel Vilas (Alfaguara, 2009). Un libro que me deja en estado de shock. Hace un mes que lo tengo, y no he podido parar de releerlo, ni de mirar su portada (Kent Ave B, original del ilustrador israelita Tomer Hanuka) elegida por el propio Vilas: Manhattan visto desde una esquina llena de basura de Brooklyn, basura profundamente bella, basura del otro lado del río. Esa otra orilla de la realidad, de la literatura, es la es la que nos propone Vilas.

Spinoza, el gran panteísta, decía que Dios vivía en todas las cosas, Manuel Vilas también parece advertir una presencia en todas las cosas: la Vida, nuestra vida. Manuel Vilas celebra la Vida desde la singularidad, desde lo raro, algo que pocos escritores son capaces de hacer. En Aire nuestro nos lo muestra todo: de la MTV a Zapatero metido a profesor de inglés de la ESO, del coche de Tony Lomas perdido en un desierto de Marruecos a un surreal Johnny Cash recorriendo la España de los años 70 en un Dodge y empeñado en cantar en la Catedral de Santiago He Turned The Water Into Wine ante el arzobispo, quien acto seguido encarga todos los discos de Cash y llora amargamente recordando a su madre, también nos habla Vilas del Vaginismo, particular movimiento de liberación sexual encabezado por una tal Manuela Vilas (primer caso de cambio de sexo en las letras españolas), y de un ciego -que es él- que viaja a Nueva York, invitado por la Cofradía de Los Poetas Latinos del Último Don para una misión muy especial, y que en el curso de ese viaje se empeña en conocer a la madre de Lou Reed y de Frank Zappa, y las conoce y habla con ellas, y ellas le hablan de sus hijos como quien habla de una piedra preciosa perdida para siempre en el fondo de un lago, y también nos habla Vilas de Sergio Leone en el Purgatorio, allí con John Ford, con Kurosawa y Orson Welles, y Tarantino, y en ese purgatorio Dámaso Alonso y Laín Entralgo observan una foto de Carla Bruni, y tienen un método para poder oír los pensamientos de los retratados en las fotos, y hacen un descubrimiento increíble: los pensamientos de Carla Bruni son una hoja en blanco, puro silencio, y Paul Bowles compra coches españoles, Seat 850, y se los lleva a Nueva York, y el Che se le aparece a Fidel, y hay dos americanos interesados en las propuestas del Nuevo Vaginismo, y estos americanos organizan una cena con intelectuales entre los que se encuentran Simon & Garfunkel, Ana Belén y Víctor Manuel, Paulina Rubio, Paul Auster y Miquel Barceló. Y su particular visión de los últimos días de Machado, también están en Aire nuestro los últimos días de Machado.

Todo esto y mucho más, muchísimo más, pasa por las páginas del libro. Y en todo lo que cuenta hay una celebración de las cosas, en el sentido de que hasta en el paisaje más distópico siempre hay algo humano, algo que nos lleva a la empatía, al poema, al delirio común que hay en todas la cosas, delirio que finalmente se nos hace no sólo creíble, sino necesario. O a la inversa, muestra la racionalidad que hay en todo delirio; da igual, el territorio de Aire Nuestro -nuestro aire-, es un fluido de ida y vuelta: no hay poro por el que no se nos cuele y allí, en buena metáfora, haga su trabajo. Y todo es narrado con la sensibilidad, frialdad y precisión del también extraordinario poeta que es. Resulta difícil saber cómo se las apaña para, en toda esa extravagancia, en toda esa sátira y fractura de la realidad, descubrirnos aquello que nos conmueve a todos. Ése es el objetivo de toda literatura bien hecha. Cómo es posible conmoveros ante un viejo y lloroso fantasma de Elvis, aparecido a los pies de la cama de un tal Manuel Vilas para hablarle de una conspiración planetaria, "una máquina diabólica que engorda cuerpos a la velocidad de la luz." Del humor a la conmoción, -y viceversa- hay un paso, el paso Vilas. Impresionante.

Manuel Vilas, es, sin duda, el Tarantino de nuestras letras, ése que, haga lo que haga, siempre sorprende con piruetas 100% Vilas, es nuestro ciberpunk buñuelista, como si Buñuel se hubiera metido a ciberpunk, o como si Ballard regentara un chiringuito en Benidorm, pero sobre todo es un narrador inmenso, de esos que no pueden imitarse sin caer en el ridículo, y con los que siempre te estás preguntando, ¿cómo es posible que pueda dar un paso más, qué será lo siguiente que haga? Y siempre lo hace, siempre consigue dar ese paso adelante con una inteligencia y humanidad fuera de lo común. Y enmudeces. Porque los libros de Vilas son humanos, muy humanos. Aire Nuestro es, en mi opinión, su mejor libro, la confirmación -para todo aquel despistado que aún la necesitara- de que Vilas ha construido lo propio de todos los creadores de altura: un cosmos único, un territorio irrepetible, un estilo inimitable. Y poético, muy poético. Algo que ya nos había dejado claro con su anterior novela España (DVD ediciones). Aire nuestro, nuestro aire, ¿es que puede haber un título que nos hable más claramente de algo que nos atañe a todos?: los pulmones.

Aire Nuestro, según nos cuenta el primer capítulo, es una cadena de televisión, la primera cadena de televisión que "es un proyecto humano tan definitivo como la circularidad de la Tierra".

Así empieza:

AENE TELEVISIÓN

Aire Nuestro televisión es un proyecto humano tan definitivo como la circularidad de la Tierra. Aire Nuestro surge cuando nuestro fundador advirtió la naturaleza irreal de la circularidad de la Tierra. Las masas oceánicas no se desparraman por el universo -con su crema de langostinos y ballenas y tiburones y langosta infestando el cosmos- debido a esa fuerza universal a la que llamamos gravedad, y que no solo es una fuerza física, es también una fuerza moral. La gravedad física del planeta tierra tiene una dimensión histórica insoslayable: aquí estamos, rodando. Nos es muy grato presentar a continuación la programación que los guionistas de la multicadena de televisión hiperrealista "Aire Nuestro" han diseñado para este fin de semana, para este terrible fin de semana en que esperamos que el mundo se transforme en futuro, que el mundo mute en antimundo, soñando siempre con el desparramamiento de las masas oceánicas. Como se sabe, "Aire Nuestro" es una cadena de alta cultura televisiva y también de alta costura de las enfermedades del futuro. Una cadena que busca al espectador inteligente, capaz de afrontar los nuevos retos de nuestra sociedad con espíritu crítico. Estamos pensando en esos grandes retos de la sociedad de mediados del siglo XXI. Un espectador informado que huye de los tópicos y busca la verdad desnuda. "Aire Nuestro" es la respuesta televisiva e incluso enciclopédica, y también diabólica, a nuestro tiempo. "Aire Nuestro" es televisión revisionista. "Aire Nuestro" es historicista. Es un ojo que ve cosas hermosamente humanas. Es nuestra televisión. Creemos en la Historia. Creemos en la Visión. Somos televisionarios. Hemos luchado mucho para que llegase la televisión irracional a nuestras vidas. Porque la televisión irracional otorga racionalidad a la Historia. Por eso, muchos de nuestros canales son documentos históricos, elaborados con fuentes de primera mano. Suponemos que la historia del siglo XX es fundamental para entender nuestro siglo XXI. Por eso, en "Aire Nuestro" intentamos dar a conocer cómo fue el siglo XX; cómo fue, sobre todo, el final del siglo XX, o más exactamente, o más aenísticamente: cómo pudo haber sido el final del siglo XX. Incluimos grandes reportajes y programación musical, magazines desinhibidos, telediarios con sabor a cine independiente, entrevistas con cantantes del pasado, sin olvidar el cine de Hollywood, entrevistas a los nuevos famosos en Telepugarorio, entrevistas a hombres del futuro, documentales de carácter social, biografías de dirigentes políticos, fútbol inteligente, teleseries de carácter filosófico, reposiciones de programas clásicos de la televisión de la pasada centuria, reportajes sobre el nuevo terrorismo que asola nuestras ciudades decimonónicas; todo ello sin renunciar a nuestros clásicos de programación: nuestros celebérrimos Reality Shows de orientación neomística o nuestra habitual sección de madrugada de cine X, música en directo en MTV, documentales sobre fenómenos paranormales y mesas redondas sobre posfeminismo y sobre la nueva ciencia ficción, sin olvidar ese entretenido mundo de los objetos sofisticados (que incluye productos tanto materiales como espirituales) en el canal de Teletienda. Aene TV es televisión mística y neofamiliar: nos gusta que nuestros reporteros hablen con sus seres queridos delante de la cámara, que hablen con sus familiares desaparecidos. Porque nada desaparece del todo, ese es el credo televisionario de Aene TV. Hacemos misticismo gonzo. Nos gusta que nuestros periodistas estén muertos y hablen desde los micrófonos del Paraíso. Nos gusta entrevistar a los reyes moribundos del futuro, a los monarcas españoles que vivirán en tiempos desfigurados y atroces, pero también románticos. Aene TV es monstruosamente auténtica. Aene TV televisa cosas que no han sucedido ni sucederán jamás, pero eso importa poco: también la televisión del siglo XX emitía ficciones y eran ficciones reales. Televisamos partidos de fútbol que ocurrirán dentro de trescientos años, y televisamos vidas del siglo XX que nunca ocurrieron en la realidad pero que ocurren ahora, en la pantalla. Además, si tocas la pantalla, tocas también la carne de los seres humanos que te hablan solo a ti. Si la materia es televisable, la materia existe. Creemos en esa gente que elige estar en la pantalla antes que estar en la realidad. Porque nuestra pantalla nos libera del tiempo. En la liberación del tiempo estallan otras liberaciones: sin tiempo, no hay Estado. No hay orden en la televisión fantasmagórica. No somos vampiros. Somos periodistas avanzados. Somos periodistas religiosos. Somos el periodismo que retransmite el pasado porque el pasado no tuvo la oportunidad televisiva que le correspondía en justicia. Aene TV supera el tiempo de la realidad. Porque la realidad tal como fue entendida en la pasada centuria sólo tenía significado político, pero no plenamente televisivo. Aene TV supera los estados ideológicos. La política ha sido superada. No somos políticos, somos teledioses. Somos telemesías. Somos telemarxistas. Somos telecatedráticos. Somos telediablos. Somos telebrujos. Somos teleterroristas. Somos teleobispos. Somos telelibertadores. Somos telecolonizadores. Somos los teletaxis de la Eternidad. Nuestros receptores han visto cuanto había que ver. Damos al espectador un ojo sin presente, pasado o futuro. Damos revoluciones. Damos la destrucción de la realidad. Porque somos teleplatónicos. Alguna vez había que superar las genealogías morales. Aene TV es la muerte del bien y del mal, la muerte de la riqueza y de la pobreza, la muerte de la igualdad y de la desigualdad. El estallido de todas las instituciones simbólicas sociales de la tierra, eso somos. Si somos capaces de matarte de gozo con uno de nuestros canales, lo habremos logrado. Aene TV está a la vanguardia de las noticias que genera la Monarquía Española. Puedes ver en tu pantalla a tus abuelos viendo la pantalla de la televisión del siglo XX. Cualquiera de estos 11 canales puede servir tanto para tu distracción culta como para revulsivo moral de tu pensamiento. Puedes ver los 11 canales a la vez por el procedimiento de inserción en pantalla absoluta. Puedes zapear con el procedimiento de pantalla telepática (la pantalla averiguará tus deseos audiovisuales aunque estés muerto y seas solo un cadáver corrompiéndote delante de una televisión). Pero, en el fondo, somos unos clásicos: amamos la música de Johnny Cash. Amamos la poesía de Federico García Lorca. Creemos en los grandes hombres del pasado. Por eso televisamos sus vidas. Da igual que la televisión no existiera en vida del poeta norteamericano Walt Whitman, nosotros mandamos un reportero al Purgatorio y allí conseguimos filmar a Whitman, un día en la vida de Whitman: puedes verlo en Telepurgatorio. Fuimos capaces de televisar al espíritu errante del Che Guevara. Fuimos capaces de televisar la agonía de Juan Carlos III. Mandamos un reportero de Teletienda al futuro para que entrevistase a Juan Carlos III. El reportero se enganchó a Teletienda. Nos gusta que nuestros reporteros se destruyan televisando las cosas. El futuro es algo que vale la pena tener ya, tener ahora. Lo absurdo del futuro es no poder gozar de él en este instante. Por eso decidimos comprar el futuro. Hacer del futuro una tienda. Porque el futuro es una tienda. Fuimos capaces de televisar una versión de Serie B de la Capilla Sixtina. Tenemos reporteros que se juegan el alma inmortal por traernos imágenes del otro mundo, de todos los mundos, porque la televisión es infinita. Las imágenes de nuestros canales están en continua mutación. No somos una televisión inorgánica. Somos pantalla viva. Somos carne revolucionaria. Somos visión de todo cuanto ha sido, es, y será. Dios es Aene TV. Tenemos proyectos: queremos televisar el Big Bang; queremos entrevistar a Jesucristo, televisar su enigmática frase final :"Padre, perdónalos porque nunca han salido por la televisión"; queremos televisar un discurso de Lenin en directo. Queremos a Lenin en un plató de televisión. Queremos mejorar su imagen. Porque Lenin es un monstruo televisivo todavía sin explotar. Imaginad qué sería de los Presidentes de los Estados Unidos si no existiera la televisión. Lenin se merece un regreso televisivo. Cristo también. Nadie creyó en la resurrección de Cristo por el simple hecho de que no fue televisada. Estamos en ello, estamos en ello. Todo es tan televisable. Parece mentira que la Historia siga vigente sin un repertorio audiovisual en condiciones. Dudamos de la existencia de San Pablo porque nadie televisó sus discursos a los Tesalonicenses. En Aene TV pensamos que el estadio humano definitivo es una infinitud de canales emitiendo al mismo tiempo, una ebriedad de imágenes ilimitadas, una fiesta de la realidad interminable. Estamos trabajando para lograr la repetición de la Historia en altos canales de televisión. Filmaremos tu vida entera y la emitiremos eternamente. Filmaremos la vida que quisiste vivir. Televisaremos tu degradación ejemplarizante. Televisaremos a quien decidió televisarte. Televisaremos cientos de vidas que emanan de tu vida. Televisaremos tu concepción. Esos altos canales de televisión se proyectarán sobre el firmamento. Miles de cadenas de televisión emitiendo al unísono sobre el cielo terrestre. El aire convertido en una pantalla. Y he aquí lo más importante: sólo estamos televisando los cimientos de lo que televisaremos en el futuro. Los 11 canales que te ofrecemos tienen un solo objetivo: son una demo. Si quieres más, habrá más. Tenemos más. No te puedes imaginar lo que vendrá después de esta demo.

Los que hacemos "Aire Nuestro" no pensamos en satisfacerle a usted, sino que pensamos en satisfacer a su inteligencia. Elíjanos. Elija "Aire Nuestro", la mejor cadena de la nueva televisión española independiente. Atrévase. Somos los mejores. 11 canales a su entera disposición. 11 canales intercambiables, manipulables. 11 canales que se alejan de la televisión de siempre. Esta es la televisión del futuro que no habla del presente ni del pasado, sino del único tiempo posible: El Tiempo Sin límites.

Manuel Vilas no quiere este cáliz

XV

ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ


Cesar Vallejo



Niños del mundo,
si cae España —digo, es un decir—
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

¡Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra madre con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!

Si cae —digo, es un decir— si cae
España, de la tierra para abajo,
niños ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!

Niños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que está
en su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera, aquella de la trenza;
la calavera, aquella de la vida!

¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menos de las pirámides, y aún
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae —digo, es un decir—,
salid, niños, del mundo; id a buscarla!...

De caer a traducirse

Estoy leyendo los últimos teóricos de Española III. Marcelo Topuzián se refiere a la novela España de Manuel Vilas que ha merecido entradas en este blog durante su lectura, encomillados en feis y planteo de hipótesis de las que me gusta rumear respecto de la CF y la nueva narrativa argentina (y española).
Cuando el profe hace referencia a una frase ("Por si España se traduce") que Vilas repite en varias páginas de su novela, a mí me suenan en la cabeza los versos de Vallejo: "si cae España —digo, es un decir— si cae", "Si cae —digo, es un decir— si cae" repetidos por el poeta peruano en España, aparta de mí este cáliz.
Primero me parece sólo cuestión de cacofonía, de paralelismo quizás, descalifico mi idea por peregrina, por descolgada. Pero ¿por qué no? Topuzián argumenta sobre los nuevos realismos y el intento de liberarse del dogma historicista de la literatura española reciente. Por qué no pensar que Cesar Vallejo construye también la obligatoriedad del tema de la guerra civil y el dolor por la caída de España mientras Manuel Vilas se preocupa por la traducción de su España.

Sueño feminista

Acabo de acordarme lo que soñé anoche: las vi en el baño y me acordé (son las 5 de la tarde).
En mi sueño, las notas de la facultad NO se pasaban a la libreta sino que se anotaban en una toallita femenina. Cada quien tenía que darle una toallita a la profesora (¿no habría profesores varones? ¿no habría alumnos varones? ¿tendrían éstos también que comprar sus toallitas?) y allí ella escribía nota y devolución con una microfibra.
Mi angustia en el sueño era que yo no conseguí de las ultrafinas y la toallita común era demasiado mullida como para permitir una escritura fluida.
Yo me pregunto: ¿Tendrá, digo: en mi inconciente, algún carácter falocéntrico la libreta universitaria?

Una lectura crítica feminista

"Realizar una lectura crítica feminista significa abordar políticamente el texto literario, en el sentido inaugurado por Kate Millet (Millet, 1970) ; es decir, interpelar al texto literario desvelando las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, insertas en el orden simbólico. Así, abordamos la ficción sin reverencias hacia la lectura prevista por su autor/a o dirigida desde el orden social dominante. Nos convertimos, en palabras de Laura Borrás (Borràs, 2000), en “relectoras resistentes”, que proyectan desde la perspectiva lectora la deconstrucción del texto literario para someterle a la “lectura doble” a la que se refiere Iris M. Zavala (Zavala, 1993): practicamos una lectura reveladora del proceso de construcción textual al servicio del patriarcado y una lectura resistente que responda a la aplicación del enfoque crítico de género, tal como este último es planteado por Alicia Puleo en el terreno de la filosofía (Puleo, 2000): identificando en el texto la construcción social de las identidades de género, de las relaciones de poder y dominación de un género sobre el otro y denunciando el discurso doctrinal de la hegemonía masculina, que inferioriza o excluye a la mitad de la especie.
Una lectura crítica feminista puede proporcionarnos claves de desenmascaramiento de estos itinerarios narrativos del metarrelato patriarcal."


Eva Antón. "SOLDADOS DE SALAMINA. Guerra y sexismo: otro ejemplo narrativo de la reacción patriarcal"



15 de febrero de 2013

New age estilo de vestuario space adictos al cosmos


TRIBUNA
La 'generación x, y, z'
Manuel Vazquez Montalban 2 SEP 1995


"Este Juan Carlos que ahora tenemos es muy saludador y en cuanto puede se va a esquiar a Candanchú" : Zenón el de la guitarra, De Madrid al cielo, Ismael Grasa.De creer a Leticia Gil de Biedma, en la corte del rey Juan Carlos hay rockers, hijos de Priestley y Marlon Brando románticos y -machistas; ciberhippies, fruto de una bifurcación de cibernética y new age estilo de vestuario space adictos al cosmos y a las ferias de biocultura; siniestros, oriundos de los punkis enlutados, aman el rol y los cementerios; skinheads cabezas rapadas, sean fascistas o rojeras según les dé por el racismo o por la solidaridad con los perdedores de la vida y de la historia punkis ácratas convencidos de que no hay futuro, ocupas y seguidores de conjuntos como La Polla Records o los Sex Pistols; bikers nacidos con la Harley Davidson adoran esta motocicleta como los sociólogos posmodemos adoran la olla a presión; escuchan country, juegan al billar, beben cerveza y les gustan las muchachas rotundas; los heavies vienen del rock duro machistas, fogosos, les gustan los Iron Maiden entre lo foráneo y la Soziedad Alcohólica, entre lo nuestro; los ciberpunkis quieren dinamitar la sociedad jerárquica mediante la información digital, asisten a ciberparties, fiestas multimedia- donde se consumen bebidas inteligentes compuestas de vitaminas y aminoácidos; los jóvenes flamencos mezclan el jondo, el jazz el rock, el blues y la salsa son hedonistas y pintureros; los skaters ven Madrid a la velocidad de sus patines, mente sana en cuerpo sano, niñez prolongada, según Leticia, y les chifla el hardcore y el rap; los bakalaos vienen de la música electrónica y van hacia el estado catatónico los fines de semana, drogas de diseño, visten como niños; los mods se hibernaron en los felices sesenta traje de cuatro botones, Vespas llenas de espejos para verse y para vernos, zapatos Deesert Boots; a los b-boys les va el rap, odian la droga, siguen la música de Public Enemy y de Madrid Rap, pelo afro, anillos, perillas, ellos los es adoran el rock duro y a Kurt Cobian un gúru musical de culto, que se suicidó en 1994 les encanta la tele visten moda basura, toman drogas; finalmente los pijos consumen marcas y disfrutan de la vid leen Hola, hacen deporte, toman alcohol y drogas de diseño hablan con las vocales relajadas como si estuvieran cansados de apoyar consonantes. Estas son las tribus urbanas de Madrid que actúan como referentes más o menos, mejor o peor seguidos por la llamada generación x a punto de ser x, y, y z. Sus pasiones son musicales, su curiosidad es egocéntrica, pueden llegar a militar política, religiosa, étnicamente en el Real Madrid o en el Atlético y generalmente no votan o votan al PP. La mayoría adopta algunos de los trazos de su modelo tribal para sentirse identificados e interpretar un personaje que les dé mismidad ante la sospecha de que ni siquiera han heredado la identidad social de sus padres:, bípedos reproductores consumistas en la era del pleno empleo, del pluriempleo y del crecimiento continuo de las deudas y del espíritu.

Cuando se ha querido caracterizar a la llamada generación x se la ha historificado como la primera promoción biológica de españoles rigurosamente posfranquistas. Su memoria lógica se forma con la muerte de Franco, o incluso después, y ni siquiera ha sido suya la expectativa de la transición, la urdidumbre de la democracia y la movida madrileña como juerga catártica que recuperaba el Madrid liberal tras el Madrid de las adhesiones inquebrantables al franquismo en la plaza de Oriente. Esas han sido guerras que no les pertenecen y han crecido bajo el pesimismo de lña Ley de Creci miento Cero decretada por el Club de Roma a la par que las crisis energéticas, el catastrofismo ecológico y la demolición del optimismo burgués del marxista basados en que el trabajo otorga al hombre su identidad y el control de la finalidad histórica. Al contrario han comprobado malos tiempos para la épica y han exteriorizado su mal de siglo a través de la lírica rupturista -del rock. Sólo se sienten dueños del territorio comprendido entre las cuatro esquinas orinadas en noches de excesos, pongamos que ese territorio sea Madrid la capital donde se ubica la corte del rey Juan Carlos aunque hay tribus hasta en pueblos donde no queda nadie. Pero es que Madrid, además ha sublimado una literatura, posterior al sueño de la movida, que voluntaria o involuntariamente testimonia sobre ese malestar fin de milenio sea cual sea el disfraz tribal que asumen los miembros de 1a generación x. Por eso cuando algunos escritores seniores de gran calidad y cualidad en ocasiones, se dejan llevar por un ataque de arterioesclerosis, y añoran aquella literatura española que reflejaba la edad real, demuestran que han dejado de leer a los demás hace muchos años.

Está claro que escritores de éxito inmediatamente por debajo o por encima de los 40 años -y pongo los ejemplos de Muñoz Molina, Llamazares Almudena Grandes, Juan Madrid, Juan José Millás o Rafael Chirves cromo códigos estéticos variados no para hacer selecciones nacionales séniores tienen memoria directa o indirecta muy viva y literaturizada de lo que fue el franquismo y el antifranquismo. También está claro que una promoción más joven, de la que citaré también a título de simples referencias a Ana Santos, Luis Mangrinyá o Belén Lopegui, se mueven en pos de estrategias personales y literarias no explícitamente sociologistas aunque Adorno ya dejara bien claro que el tiempo se mete por las rendijas de las obras más expresamente herméticas. No son herméticos los escritores que este polaco visitante de Madrid vincula al retrato moral de una generación enigma, aunque tampoco manifiesten la voluntad socialrealista de denunciar que en su día tuvieron o tuvimos escritores nacidos entre guerras, entre que guerras no importa, sino de constatar la insoportable levedad del ser y el estar en la corte del rey Juan Carlos. Se ha dicho que la sentimentalidad y la consciencia de la generación x están marcadas por el narcisismo la afirmación del yo frente al nosotros y el hedonismo como finalidad o como frustración. Ese redescubrimiento del yo, conflictivo con el nosotros, arranca del espíritu del 68, escindido entre el mandato colectivista de Marat y el hedonismo ultimista de Sade, según la metáfora de Peter Weiss y una escritora madrileña como Mercedes Soriano, que tenía más o menos 20 años en 1968 ha dedicado libros casi enteros a la mala con ciencia por sentir la pulsión del yo frente a la comunión de los santos del nosotros. Ahí está Historia de no, que incluye una reflexión sobre a evolución pendiente implícita en el nosotros, frente a los intereses personales escondidos en el yo, o la sarcástica diatriba con que se inicia la segunda parte, titulada Nadie, de Contra vosotros: "... lo único que verdaderamente tiene sentido es olvidar ese yo, era máquina de producir y padecer, para dejar paso a la insospechada conciencia de que yace en el letargo".

Pues bien, escritores como Ismael Grasa ,José Ángel Mañas, Ray Loriga y Benjamín Prado entre los 24 años de Mañas y los 34 de Prado han ubicado en Madrid el acta de los desastres del yo concebido como una "...pestífera máquina de producir y padecer" sobre todo de padecer la insoportable levedad total de lo que se sabe y de lo que se puede hacer. Ismael Grasa ha publicado De Madrid al cielo escrito en Madrid en dos cuadernos de hoja cuadriculada, de 0 5 centímetros, desde el punto de vista de un pícaro posmoderno un marginado que ha vivido las luchas finales del tardofranquismo Y que se llama Zenón de Madrid. Ex comunista, republicano, guitarrista, buscavidas en su furgoneta de se gunda mano y sin gasolina Zenon de Madrid emite sentencias dignas de Zenón de Alejandría: "La consciencia nace de la cultura y de la representación de los actos que son las costumbres, aunque el hombre culto no es mas consciente de los demás". O bien: "El hombre culto es un bichito que se ha empachado y casi no puede arrastrarse". El personaje enmascara al autor, Grasa, licenciado en Filología y, por tanto, consciente de la mala relación que a veces tienen la cultura y la vida. A pesar de que Grasa ha nacido en el inevitable 1968, el año de aquella revolución sin revolucionarios, obliga a su personaje a sancionar el aburguesamiento de viejos camaradas del 68, la batalla de Bronete o la involución económica en Esfgaña, perceptible por el hecho de que hasta el hotel Palace lo han rebaJjado a cuatro estrellas. Zenón Grasa asume irónicamente la historia que no ha vivido y adopta ante la que le envuelve una mirada ácrata rousseauniana más que marxista, barojiana en la percepción de los cielos de Madrid o de la policía: "El cielo de Madrid no se orienta por las iglesias como otras urbes... El cielo de Madrid es un cielo republicano donde los haya... Los policías españoles andan un poco desorientados con el lenguaje: tan pronto hablan en calló como te sueltan frases de Roberto Alcázar... ". Aunque por la edad no sea "cosa suya", Grasa historifica las vivencias de Zenón en el origen y en el instante histórico en el que el superviviente se busca la vida dando vueltas a la simbólica estatua de Pío Baroja, comprobando que ni la vida ni la historia han sido como las esperaba.

Cuando Juan Carlos I fue proclamado rey de todos los españoles, Benjamín Prado tenía 14 años y 29 al publicar su primer libro de versos, El corazón azul del alumbrado. Recientemente su novela Rap es uno de esos pocos casos en los que el redactor de la contraportada ha acertado de pleno en el diagnóstico de la obra: "Diez novelas distintas Y una sola canción". La acción transcurre en un territorio geofísico convencionalmente español, pero sobre todo en el territorio mítico de los llamados héroes del rock, al decir de Pau Riba, los únicos héroes posibles de nuestro tiempo. El equívoco del territorio narrativo es constante: "... fuimos a Hollywood a tomar hamburguesas", se refiere al local, pero desde la misma ambigüedad con la que sus amigos se llaman Lenon o Bowie o ensueña a Dylan y homenajea, mitómano, a través de personajes que se llaman Tess o Laura. Un primer capítulo espléndido marca el origen de un viaje de huida por el interior de una balada caracterizada por el propio autor: "Todas las canciones terminan por ser tristes, por ser la banda sonora de algo que has perdido". Si Grasa, el másJoven, satiriza el retrato de un medio tan concreto como el Madrid de la involución económica, política y lúdica Prado, el mayor de los cuatro documentalistas, con perdón, escogidos, autorretrata el yo cargado por el malheur fin de milenio, esa pestífera máquina de padecer, aunque... "Nadie llega a almirante en el barco de otro así que todo el mundo necesita su sueño". Los personajes de Prado, como los de Mañas o Loriga, parecen venir de una galaxia cultural en la que no existe la literatura ni la cultura española: "Estoy dispuesto a aceptar cualquier cosa que me haga un poco más Carver y un poco menos yo", y aporto como prueba el inventario casi sistemático de sus referencias culturales, sean musicales o literarias: Joyce, Beckett, Wilde, Mac Neice, Police, Red Hot Chili Peppers, Satellite of Love, Bob Dylan en Desire, Sam Shepard, Bowie, Jerry Lee Lewis, la madre de Antony Perkins, George Foreman, Kurt Cobain, Smells Like Teen Spirit, Laura y Gene Tierney, Jim Morrison, Matt Dillon Y Rumble Fish, la película de Coppola. Bueno, sí hay una brizna de cultura española: el protagonista es raro, pero es del Real Madrid. No me meto en cuestiones de estilo o de estructura de lla novela, pero la imaginería poética de Prado deja observaciones memorizables, a manera de sentencias del rock poético, pauta que también se encuentra en Grasa o en Ray Loriga: "La gente no hace amigos, coge rehenes" o "En realidad, Dios era de Liverpool y tenía cuatro cabezas" o "Una canción es siempre más triste que el silencio", mientras algunos personajes consiguen niveles lúdicos a lo Hotel de New Hamspshire, como el padre pequeño filósofo venido a menos por el paro, pero capaz de reparar dinosaurios y sancionar cabalmente la clasificación de la novela policiaca: "Puede discutirse si el número uno es Chandler o Hammett, pero el que diga que Ross Mac Donald no es el número dos es porque no sabe lo que sé dice". El protagonista despeja su propia x cuando dice: "Un hombre puede imaginar un río, pero no una manera de cruzarlo".

De José Ángel Mañas he podido leer una ópera prima, inédita, Soy un escritor frustrado, muy reveladora de la trastienda intelectual de este licenciado en Historia Contemporánea e 24 años de edad, responsable de una novela tan emblemática como Historias de Kronen. Los aros del crítico de prestigio que quiere ser escritor Y no lo consigue, ¿qué tienen que ver con la alocada carrera de Carlos el personaje de Kronen que sólo soporto la lectura de American Psyco, es decir, de Americansaico, según la transcripción fonética de las gentes de Kronen. Evidentemente, Mañas distancia la materia de su novela: los jóvenes marginados de la burguesía madrileña que hablan mediante 40 Palabras de argots mezclados y buscan el flagrante delire de un Peter Pan ahito de drogas y dispuesto a instrumentarlizar hasta el desprecio y la destrucción a todos los que le rodean. Si en Prados o Loriga hay una apropiación plena del retrato malditista, creo que Mañas quiere tener en

tre las manos un personaje y un universo lleno de seres humanos x, y y z que, tal vez sin conocerla, hacen suyo el espíritu del verso de la canción de los The Giant que cierra el libro: "... soy un extranjero de mi mismo...", un extranjero aplastado por su propio derrumbe. El personaje central forma parte de la éstirpe de El conformista o de Los indiferentes, de Moravia, pero con drogas y sin correlato fascista, y la descripción de un estamento biosocial podría relacionarse con El Jarama, de Sánchez Ferlosio, y soy consciente de lo aventurado de la relación. Pero la poética bebaviorista de El Jarama reaparece en Historias de Kronen como única manera de hacer el retrato detallista no subjetivo del aquelarre humano en torno a la fiesta catártica, el pobre Jarama preconsumista de hace 40 años y ese Punto de definitivo desencuentro de la generación x: Kronen.

En Holanda, una hispanista me invitó a un geneever y me reveló el descubrimiento del último escritor español que le había interesado: Ray Loriga. Le he leído por orden de aparición. Lo peor de todo, Héroes y Caídos del cielo. Así como de los otros tres sólo presento una novela como prueba, Loriga ofrece una línea coherente con tres paradas. Lo peor de todo fue un manifiesto ético y literario, saludado por su editor como: "Una novela sobre una juventud que no es la del 68. Ya era hora". Loriga, como los otros tres, asume un personaje escritor out sider y recurre a personajes

literarios que no necesariamente son sus alter ego. El protagonista de Lo peor de todo es un posnormal o prenormal, jamás le llamaría subnormal como se califica a si mismo que de niño estudió en colegios con jardín y piscina particular y en el espacio-tiempo de la novela trata de encontrar sentido a su trabajo en una hamburguesería: "Mi padre y mi madre me tenían que haber visto. Tanto dinero gastado en colegios para ministros y lo más que consigo es apilar cajas". Como el personaje de Eliot, sólo conoce un montón de imágenes rotas sobre las que se pone el sol y vive su peterpanismo desde una militancia desganada. La infancia cercana es su territorio, a la vez épico, catre y truculento, y él es un personaje tierno, pero receloso ante lo arbitrario de la ternura: un polluelo recién nacido, colocado junto a una bombona de butano, llega a creer que la bombona es su madre. Hay una linea lógica entre este "extraño" expulsado de la infancia y el "extraño" de Héroes que se niega a salir de su habitación, como 30 años antes se enclaustrara el antihéroe de Juan Marsé en Encerrados con un solo juguete. El de Loriga contempla el imaginario de su futuro con una mujer y un niño corriendo por la casa: "¿Quién voy a ser entonces? ¿Qué cosas podré coger con las manos y cuáles no? Mediré lo mismo y consigue una muy válida metáfora del sentido de la vida: "Me siento como un negocio que va cambiando de dueño". Si la desgana de crecer Y salir de la placenta, no magnificada, de la infancia da sentido a las dos primeras novelas, en Caídos del cielo el antihéroe se lanza a una huida hacia adelante hacia la muerte trágica extramuros de la corte del rey Juan Carlos. La fuga se vive en directo, mediante un joven fugitivo asesino gratuito y una muchacha, su adicto rehén; también a través de las observaciones de un hermano menor que se convierte en héroe de televisión, junto a su madre, a causa de los crímenes Y.la busca Y caPtaza del hermano. Si el fugitivo estaPa de la infancia para encontrar la muerte, su hermano se parece muchísimo a los sujetos narrativos de las dos novelas anteriores, aportando un punto de vista de contenido sarcasmo: "Los de la televisión se creen que como no matan a nadie son la hostia. Te juro que yo no he visto a nadie tan mezquino como a esos tíos". O bien: "Hay muchas maneras de acabar con un buen chico, algunas se ven y otras no hay manera de verlas" o bien: "En el informativo semanal nos dedicaron casi media hora. Mamá estaba estraoperada, parecía una actriz de cine", o bien: "Insistan mucho en que yo tuviera aspecto de delincuente juvenil. En la sala de maquillaje me despeinaron un poco... ". La huida del hermano les mete en el star system de los nuevos marginados, cuando por su nivel de vida ni los personajes de Loriga, ni los de Benjamín Prado o los de Mañas son lumpenproletarios. Al contrario, son hijos de familias con un bienestar suficiente como para financiar el Paterpanismo de sus hijos, sus noches de rock y drogas. Padres y madres apacecen como monstruos tolerables y necesarios, pero adictos a unos códigos que en nada solucionan los nuevos temores. Frente al miedo, recursos defensivos: ironía, lirismo nostalgia de la nostalgia Y definiciones categórficas sobre el origen del mundo: "Antes de Hendrix no había nada" o un contundente nihilismo: "Estaba harto. Harto de oír hablar de todo. Harto de explicaciones. Harto de que las cosas fueran inexplicables. Harto de que nada pudiera ser de otra manera" o bien: "¿Qué harías? Nada. ¿Y eso que tiene de bueno? no tiene nada de malo", o bien: "¿Qué le pide a la urda? Nada de nada de nada de nada de nada de nada de nada".



Tomado de http://elpais.com/diario/1995/09/02/opinion/809992808_850215.html

De España posnacional a Praga

Literatura de la compasión. Releyendo a Bohumil Hrabal.
by Lucy Leite


Todos tenemos nuestras manías, excentricidades o locuras, pero nos relacionamos con los otros intentando ocultarlas o, como mínimo, convertirlas en meros hechos anecdóticos. ¿Qué pasaría si nos abriéramos del todo, exponiéndonos? Sacaríamos a la luz lo que nos hace diferentes, únicos. Nos haríamos personajes de las historias de Bohumil Hrabal, escritor checo indispensable. Cuando lo leo, siempre me acuerdo de Fernando Pessoa, o del poeta Manuel de Barros, o de Sócrates, pensadores que creaban a partir de su condición de polvo, de su pequeñez, con una compasión visceral por los infelices, por los miserables que tienen vidas llenas de milagros a pesar de sí mismos, por aquellos que no saben nada de la gran filosofía, ni de religión ni de literatura, simplemente porque viven inmersos en ello. Así fue la vida de Hrabal, al que, de joven, le gustaba salir todo engalanado con sus mejores trajes, pero con los pies descalzos, aunque sintiera mucha vergüenza y sus ojos estuvieran siempre fijos en el suelo.

Su obra retrata la ironía de los tiempos en los que él vivió durante sus 80 años, con personajes lacerados por deseos (a menudo pequeños) que no logran concretarse simplemente porque hay fuerzas (el poder instituido o la misma ironía de la vida) que no permiten su concreción. Como una vez, en 1946, en que Hrabal, que había abandonado la carrera de derecho, estaba muy contento por haber sido ascendido de su puesto de soldado de artillería y por comenzar a usar un uniforme más importante, solo para finalmente, como en una historia cómica, su ascenso ser revocado. Después trabajó como obrero, metalúrgico, prensador de papeles, vendedor de juguetes, de redes para el bigote, y de todo tipo de cachivaches que lo tenían viajando por la Bohemia, en contacto con las personas que más le interesaban, los seres más sencillos, en los que se ve el dolor y la alegría de lo cotidiano. Por eso, los personajes de sus novelas tienen las profesiones más insólitas, como el viejo que trabaja en una prensa de papeles (Una Soledad Demasiado Ruidosa), el mesero Ditie (Yo que he Servido al Rey de Inglaterra), el anciano zapatero Jiri (Lecciones de Baile para Mayores), el empleado de la ferroviaria (Trenes Rigurosamente Vigilados).

Sus narraciones en primera persona, en las que se desgarra para mostrar pequeñas particularidades que son tan universales, nos acercan a un mundo melancólico, surrealista, lleno de belleza.

“[...] estaba tendido desnudo y miraba el techo, la rubia acostada a mi lado, miraba igualmente el techo, y de buenas a primeras me levanté y saqué del florero una peonía y quitándole los pétalos, cubrí el vientre de la señorita, todo él, aquello era tan hermoso que me sorprendí y la señorita se levantaba y miraba también su propio vientre, pero las peonías se caían, así que la volví a acostar tiernamente, para que quedase tendida, y fui a coger un espejo colgado de una escarpia y lo puse de tal manera que la señorita pudiese ver qué hermoso era su vientre decorado con los pétalos de peonías, le dije que sería hermoso, que siempre que viniese y hubiera flores a mano, le cubriría la tripita con ellas, y ella dijo que esto aún no le había sucedido nunca, semejante honor a su belleza, y me dijo también que se había enamorado de mí por aquellas flores y yo le dije que sería hermoso que, cuando en Navidades cortase ramitas de abeto, le cubriese la tripita con aquellas ramitas, y ella dijo que sería más hermoso si le decorase el vientre con muérdago, pero que lo mejor de todo sería, y esto lo tenía que encargar, que hubiese un espejo colgado desde el techo justo sobre el canapé, para que nos viésemos acostados, sobre todo ella, para que pudiera contemplar qué hermosa es cuando está desnuda con la corona de flores en torno al conejito, corona de flores que variaría según las estaciones del año y las flores típicas de cada mes, qué hermoso sería cuando más adelante la cubriera con margaritas y lagrimitas de la Virgen María, crisantemos y dalias y también con hojas de colores otoñales… y entonces yo me levanté y la abracé y me sentía grande [...] comprendí que con dinero no sólo puede adquirirse una bella muchacha, sino que con dinero también es posible comprar poesía.” (Yo que he servido…)



En este tramo de Yo que he Servido al Rey de Inglaterra, vemos el heroísmo del personaje, un éxtasis alcanzado a través de un simple acto de atención hacia una prostituta que se ve coronada de flores. Sus personajes están sumergidos en el absurdo a tal punto que sus corazones no logran dar cuenta de la realidad, sino que, más bien, la realidad los engulle mientras ellos intentan aprehenderla desde la sencillez de sus emociones.

Hrabal contaba sus historias como lo hacía su tío Pepin, con una verborrea en la que encadenaba relatos de muchas experiencias vividas, pero, principalmente, de alguien que ve la vida como una fiesta o una sorpres, también como hacían los escritores surrealistas con su escritura automática. Pepin era su ídolo, tanto como André Breton o Dali. En Lecciones de Baile para Mayores, por ejemplo, hay una sola oración que empieza y no termina, sin puntos seguidos ni apartes: un hombre va recordando su pasado y una cosa le recuerda otra. Ese estilo está presente en todo Hrabal y hace que sus libros sean una pequeña explosión de milagros y uno se quede siempre pensando en lo sorprendente que es la vida.

“Los libres pensadores reprochaban a la Iglesia que Cristo, si era Dios, tuviera relación carnal con una mujer perdida, pero yo decía que en eso no había nada que hacer, que ante una belleza yo también me rendía, como no iba a sucumbir Cristo, Nuestro Señor, el hombre más seductor de su época, y ya ven, María Magdalena, aunque de oficio fue ramera en un bar, logró, no obstante, la santidad y conquistó popularidad en el cielo y no traicionó a Cristo; con su propio cabello limpió su sangre y él, pobrecito, clavado en la cruz por haber predicado a favor del progreso social y que todas las personas fueran iguales.” (Lecciones de baile para mayores)

Hrabal ha sido criticado por haberse mantenido ajeno a la política en su país, por haber cedido ante el régimen para poder seguir publicando, cuando tantos escritores se vieron obligados a exiliarse para sobrevivir. Para él, irse de su país natal era la muerte y allí se quedó ante el miedo, que lo empujó a escribir. Se fue a su casa en los bosques de Kersko, con sus gatos y su mujer Pipsi, y allí escribió dos de sus grandes obras, Una Soledad Semasiado Ruidosa (1971) y Yo que he Servido al Rey de Inglaterra (1976). Pero el pavor no lo abandonó nunca. En Cartas a Dubenka él lo describe muy bien. Lo que quería era ser publicado en su país y nunca traicionó lo que llevaba dentro: las ganas de libertad y de tomar cerveza en el Tigre de Oro sin que nadie le molestara.




Si los libros de Hrabal no tienen un tono consternado de denuncia, jamás dejan de abordar el peso de la cultura o del poder sobre el individuo. No el individuo político en tanto parte de una “clase para sí”, sino el hombre común, el que sufre cuando se le muere un gato o que aún intenta buscar dignidad en la humillación inventándose explicaciones que hagan el mundo un poco más plausible. Porque, antes que la política, es el sufrimiento humano lo que nos hace iguales.

Hrabal se destripaba en sus libros, en los que hablaba de sí mismo, de las personas que conocía, de las historias que escuchaba en los bares. Si su obra fuera pictórica, sería un Hieronymus Bosch, con esas personas con caras de cerdo, tan patéticas y tan dignas de compasión, en un cotidiano mágico, lleno de posibilidades.


Tomado de http://elplanetadeloslibros.wordpress.com/2011/01/18/bohumil-hrabal/

Recomendación de Illescas

Bellezas asustadas, de Bohumil Hrabal

[1/2]

El snack bar del Florenc está igualmente animado desde la mañana, operarios y empleados, viajantes y barrenderos que comen y luego se toman un refrigerio, hay emparedados y seis tipos de ensalada y würstel caliente con mostaza, y sirviendo la cerveza está una giganta de ojos grandes y siempre de buen humor, tras una puerta abierta puede verse el interior de la cocina, tras la puerta de cristal abierta dan vueltas los pollos que se doran, para quién quiera también hay limonada... Y de la cocina húmeda y oscura emergen los camareros con platos de sopa y gulash con knedliky a precios económicos y cerca de la ventana que llega hasta el suelo están sentadas las barrenderas zíngaras con las chaquetas anaranjadas y beben cerveza y sus cabellos negros grasos hacen pensar en Méjico... y también yo como aquí, después compro medio pollo asado para los gatos... y hoy fui de nuevo afortunado, ahí está, de pie, como las otras, está mi vietnamita asustada, come como siempre con mucha finura un pollito, o bien un emparedado, sus pequeños dedos trabajan esbeltos, como si próximo a la boca hiciera al ganchillo un minúsculo centro, come con tanta finura que se distingue rápidamente del resto de la gente que está comiendo, y lleva los vaqueros que le hacen las piernas esbeltas, y una camiseta color limón y como todas sus amigas tiene pequeños senos, con un collarcito, y los cabellos negros... y veo también sus zapatitos de charol en la posición de base de las bailarinas, así como sabía llevar sus zapatitos mi mujer Pipsi y también usted, Aprilina, también usted caminaba por Praga como una de esas vietnamitas asustadas, que saben moverse como piedras preciosas por la calle, las plazas, el metro de Praga... Y dado que les gusta viajar en autobús, las encuentro también allí en la estación de autobuses... Siempre elegantemente vestidas, con los bolsitos en bandolera, o bien con mochilitas coloradas y equipajes colorados sobre la espalda, un poco curvadas hacia adelante, y tienen siempre los dedos juntos, sus manos son en realidad manos de pianista, algunas tienen los dedos además que se tocan como si estuvieran en dos octavas, así como los tenía Federico Chopin... He oído decir que las vietnamitas saben coserse de todo, incluso vaqueros, como si los hubieran cosido trabajando en la Lévi Strauss... Saben incluso coser bajo las marcas de los dedos números y letras coloradas... Y al mismo tiempo siento pena por ellas, porque aquí con nosotros están tan solas, tan abandonadas, tan asustadas... incluso cuando hablan entre ellas, es como si gorjearan estupendos pajaritos, como papagayos que parlotean en vietnamita...

Veo ahora que mi vietnamita ha abandonado el snack bar, tras limpiarse con la servilleta con los tiernos deditos las labios pintados, ha salido del snack bar, y como siempre, allí junto a la barandilla, pegado a la acera, está el carrito del barrendero y encima, atado a una cuerdecita, está sentado un perrito que pertenece a los barrenderos, porque una vez alguien lo ató al carrito y desapareció y de aquel perrito asustado se ha ocupado un barrendero, un zíngaro que parece un jefe indio... y mi vietnamita lo acaricia siempre, el perrito cierra los ojos, ella se acurruca un poco y con los pequeños labios le toca la frente. Entorna también él los ojos y ahí está... la unio mystica... y a través de los cristales de la ventana que llega hasta el suelo, desde allí mira al perrito y a la muchacha una zíngara que está sentada sobre un cubo del revés, los cabellos le brillan como si hubieran sido untados con un pincelito mojado en la mantequilla... y yo estoy contento...

La parada del autobús se alza sobre los andenes de la línea del autobús, que de aquí parten hacia casi cualquier ciudad, esta estación parece un escenario, sobre el que podrían representarse los dramas de Capek... Sobretodo RUR... es enorme, es como si hubieran metido juntos veinte aeroplanos, aquellos primeros aeroplanos que construía el señor Blériot, el puente suspendido está enlazado con pasarelas verdes transparentes, que desde el puente transparente desciende sobre los andenes, cada uno de estos salvavidas tiene una repisa con un número colgado que indica el lugar al que parte el autobús... Y allí están de pie o sentados en los bancos los pasajeros con sus equipajes, maletas, bolsos colorados, a veces está ya el autobús, los pasajeros van a sentarse, salen, o bien esperan todavía su autobús... y están incluso mis vietnamitas asustadas, y también allí destacan de los otros pasajeros con su belleza sencilla, no sólo en sus figuras, no sólo en sus peinados, no sólo en el vestir, sino por sus movimientos... Estoy sentado en el banco de mi andén, las escaleras frente a mi salen sobre el largo puente transparente cerrado con cristaleras, y he aquí que llegan algunas vietnamitas, sus equipajes y mochilas coloradas avanzan lentamente en vertical, tienen los brazos cruzados, algunas incluso están descendiendo por la escalera sobre el salvavidas de la salida, se paran de nuevo... no son ni tan siquiera diez en toda la estación de autobuses, pero son como las piedras preciosas, se paran en la escalera y en ese momento se parecen a las modelos, es verdaderamente un desfile, un desfile de modas, porque hoy y quizás cada día, donde van, las vietnamitas llevan la dimensión de la belleza y de la elegancia... y en una escalinata por la cual no baja nadie está sentada mi vietnamita del snack bar de Florenc, está sentada en el undécimo escalón, esta sentada sobre un periódico, los zapatitos sobre el noveno escalón, los codos apoyados en las rodillas, tiene las manos pendulantes como si las estuviera mostrando a una adivina que lee el Destino en la palmas abiertas y en la líneas, tiene la cabeza casi entre las rodillas y mira desde alguna parte del corazón mismo de la eternidad y de las pestañas le descienden las lágrimas, mientras por la estación de autobuses pasan veloces arriba y abajo los pasajeros, y en general toda esta enorme estación se mueve con el repiqueteo de tantos centenares de manecillas, cuantas son las caras y los brazos y en general las personas que llegaron hace un momento o quizás tras un momento partirán hacia su destino, por su corazón... Aquí, esta estación de autobuses, se parece a una gigantesca caseta de tiro al blanco de una feria, incluso ella está así abierta de par en par frente a mi y tan colorada y tan llena de movimiento de modelitos... Y del fondo, del metro, salen otros pasajeros, y del fondo, donde se compran los billetes... La gente rodea la cabina de información, que es un edificio todo de cristal... y yo ya he dejado escapar un autobús, porque no me canso nunca de mirar aquellas vietnamitas que se mueven aquí y allá... hay incluso jóvenes vietnamitas, claro, se que incluso alguno de ellos sabe vestir elegante, también ellos tienen movimientos de artista y algunos un caminar y unos modos como si fueran de familia noble... Pero yo tengo una fijación por estas muchachas que vienen del Vietnam, porque saben comportarse como princesitas, como bailarinas, como sacerdotisas de los tiempos sacros, y sobretodo porque viven aquí con nosotros y están asustadas, aunque en realidad deberíamos regalarles flores por el hecho de estar aquí con nosotros, de estar todavía aquí con nosotros, que sus pequeños dedos esbeltos en nuestras fábricas saben construir, con hilos colorados, todo aquello que constituye la mecánica de precisión y que se parece al trabajo de las tejedoras de encajes y al bordado artístico...

Querida Aprilina, cuando estoy sentado así en Florenc y miro a aquellas vietnamitas, inmediatamente pienso también en usted, cuando estaba en Praga, también usted entonces tenía algo de estás muchachas asustadas de Oriente, en efecto también a usted la gustaba tanto vestirse de manera sencilla, amaba los vaqueros y las camisetas y también aquella mochilita azul con el vocabulario checo-americano de cinco kilos, y en efecto también usted aquí en Praga tenía una sonrisa mística ligeramente inclinada, y también usted atraía a los perritos vagabundos, y también usted tenía la clavícula ligeramente abierta y el seno como el que tienen sólo las danzadoras, las bailarinas... y en realidad aun hoy, cada vez que pienso en usted, y debo hacerlo cada día, porque las vietnamitas aparecen continuamente caminando por Praga, como estatura usted podría ser su pívot... son pocas quizás, pero parece que Praga esté llena, así como Praga está llena de usted, porque donde quiera que esté, se me aparece también usted... como si alguien me hubiera clavado un cuchillo en el corazón... El hecho es que no voy más ni tan siquiera a Kersko... cuando hace diez semanas volví de Inglaterra, entonces en Kersko no me vinieron al encuentro ni Pepito ni Cassius Clay... tan sólo quedaban los otros gatos, y además tres tenían gatitos, de modo que en total tengo nueve gatitos, pero no estaban ni Cassius Clay ni Pepito y yo los busco, tengo nostalgia, a veces sollozo incluso durmiendo... ¿Y ahora adonde debería acudir?

Y ahora, querida Aprilina, he oído decir que también los días de mis vietnamitas están contados, que más pronto o más tarde deberán volver a casa, que los acuerdos han terminado, los días ya pasan lentos pero inexorables y las muchachas y los otros que vienen de Oriente tomarán el avión para volver a casa, y yo aquí quedaré huérfano... Y yo querría que estas jóvenes mujeres vivieran para siempre con nosotros, querría además que nuestro Estado, que nuestra revolución de terciopelo considerara a estas bellezas asustadas nuestras huéspedes, que debiéramos considerarlas, si quieren, conciudadanas... y compraremos frutas y flores y vendremos de visita... ah, esos pequeños dedos, esos ojos, esos peinados inimitables, esa manera de andar inimitable, la limpieza y el comportamiento agradable, la manera en que caminan por Praga sin que se las oiga, como si ellas mismas también hubieran sido ungidas con oleos raros... Quizás no pasará mucho y el último avión se alzará en el cielo con ellas y de ellas quedará sólo el recuerdo, de cada una de estas bellezas asustadas quedará el aura que las envolvía y sus cuerpos de bailarina, quedará aquello que han dejado aquí, el astral, el fluido, aquello sobre lo que ha escrito Paul Eluard... amo de tu rostro la llegada de una lampara que arde en pleno día... de ellas quedará aquello que ha sabido pintar Paul Delvaux... Aquellas estaciones aireadas y abandonadas, llenas de signos y de lamparas y de señales, por dónde sin embargo pasean desnudas rubias estupendas, peinadas y maquilladas y preparadas sólo y únicamente para el amor, bellas mujeres que pasean por los bancos y los andenes abandonados, estaciones llenas de rebosante deseo y espera... Dónde hay también hombres, que sin embargo se encuentran discutiendo y tras espesos anteojos se dan explicaciones científicas sobre la belleza de las mariposas asiáticas...

Entonces, señor Hrabal, viene con nosotros o no, ¡narices!, me ha gritado amigablemente mi conductor de autobús que estaba ya cerrando... he saltado arriba en el último momento, el conductor me ha dado un billete, he puesto la mochila verde con el pollo y los tarros de leche no azucarada, el conductor ha metido la primera y me he alejado sin meta de la estación de autobuses de Florenc, mi autobús pasa bajo el puente Negrelli... y luego en dirección a Pocernice, allí hay otra parada ya tras los campos y allí caminan grupos de vietnamitas, caminan como hormigas a lo largo de la carretera polvorienta en dirección a sus enormes dormitorios en los campos sobre Lehovec... y también en esta carretera veo resplandecer sus mochilas coloradas, sus equipajes colorados, las camisetas coloradas... y criaturas de cabellos negros que están asustadas, porque de un momento al otro deberán tomar el avión para volver a casa... Y compraremos fruta y flores e iremos de visita...



P. S.

Y así me he animado de nuevo y había comenzado a escribir, cuando he oído una voz de mujer que me llamaba desde mi avenida de latifolias... ¡Señor Hrabal, señor Hrabal! ¡Frente a su verja está sentado aquel gato negro que se le había perdido!

Corrí fuera... y estaba allí sentado un macilento, adelgazado, destrozado gato negro, no lo he reconocido... no se me acercaba, ha hecho como si no estuviera yo, que a veces por la noche lloraba porque hacía diez semanas que no lo veía... Lo he cogido en brazos... ¡Era él! Tenía un minúsculo sostén de pelitos blancos cuando lo he acariciado a contrapelo, sí, era como si estuviera cubierto de cacao en polvo... Pero Cassius se ha desembarazado de mis dedos, se ha ovillado un momento bajo el gigantesco abedul donde le gustaba estar tumbado... después le puesto delante la leche, se la ha bebido, pero estaba asustado, extraño y asustado... He acercado a la estufa el sillón de mimbre, donde habitualmente me sentaba con Cassius, y cuando ha terminado de beber la leche, lo cogido entre las manos, me he sentado en el sillón y tenía también aquel collarcito indio con los colgantes con los que Cassius jugaba hasta el infinito tumbado sobre mi pecho... Pero ahora Cassius se ha quedado sentado sólo un momento, he agitado frente a sus ojos los colgantes, pero Cassius miraba con aire extraño, después, con la cara de uno que no entiende y le disgusta, ha saltado lejos de mis piernas y así destrozado y asustado se ha marchado por dónde había venido, a cualquier sitio de la otra parte del bosque... ni tan siquiera ha estado atento a un coche que ha estado a punto de atropellarlo, he oído los frenos desde la verja... Y las cosas para mi se ha puesto mal, Aprilina, estoy peor que aquellas asustadas bellezas vietnamitas, ahora estoy asustado también yo, se me ha metido dentro el frío acorde de la depresión... Quizás por esos nueve gatitos, lo sé, uno es negro y crespo como una moqueta negra, como un peluche negro, quizás este gatito con el tiempo me querrá, quizás lo llamaré también Cassius... y quizás, en el fondo, pero qué quizás... debo ir a Kersko, porque alguien debe dar de comer a estos animales y consolarlos, y yo en el fondo debo tener un motivo no sólo para ir a alguna parte, sino realmente para vivir...



[Traducción del italiano de Ferdinand Jacquemort]



Bohumil Hrabal en Tijeretazos [Postriziny]

Mañana me regalan Alguien se acerca

Es una historia rara. Aunque ya me han pasado muchas "casualidades" semejantes o coincidencias o alegres encuentros. No entiendo por que algunos dicen que feis y las redes sociales son solamente frivolidad y mostrar tetas y levantar chongos y boludear. A mí me han servido para lo que quiero.
La cosa es que, desde que me anoté a Española III (lo hago con toas las materias, lo estoy haciendo ahora con Siglo XX para el próximo cuatri) empecé a buscar los libros que íbamos a leer. En algunos no tuve más remedio que fotocopiar, cosa que odio (no fotocopiar sino leer de fotocopias, pero la mayoría conseguí en digital o en mercado libre o caminando por ahí. Hay algunos que aún me resultan inhallables. Uno de esos inhallables era Alguien se acerca de Benjamín Prado. Un día veo en feis que alguien que no conoczco(mi muro está lleno de amigos de amigos o contactos culturales) copia una frase de Prado pero de otra novela. De cara dura le comento que tengo que leer a ese autor y no lo consigo. El señor me escribe por mp, me dice que tiene el libro que quiero y que me lo regala. Je. Vive en La Plata. Todo el verano estuve por ir a buscarlo pero recién mañana, con la excusa del cumple de mi amiga Chinchiya, voy para allá.
Mientras leo el teórico del profe Illescas al que no conozco y de lo que me arrepiento) sobre la novela y es magnífica (la novela y el teórico) y anoto cosas como este poeta para sumar y sumar y sumar...


Vladimir Holan
En la profundidad de la noche

a Jaroslav Seifert

"¿Cómo no ser?", te preguntas y hasta acabas por decirlo
en voz alta...
Pero el árbol y la piedra lo callan ,
aunque ambos son hijos de la palabra y por tanto mudos,
ya que la palabra se asusta de ver lo que ha sido de ella...
Pero los nombres aún los tienen. Los nombres: pino,
arce, álamo temblón. ..y los nombres: feldespato,
basalto, fonolita, amor... Bellos nombres,
sólo que asustados de ver en qué se han convertido.

Versión de Clara Janés

Teóricos con ansiedad

Estoy leyendo teóricos de Española III a los que no asistí, sobre novelas que no leí, algunas que todavía no conseguí. Y anoto en los márgenes "buscar" "buscar" "buscar": textos, críticas, poemas, películas, intertextualidades varias.
Ya encontré algunas, mañana me regalan una de las inhallables novelas, otra conseguí por mercado libre en edición venezolana de 1970 (La que cita el profe). Y casi me arrepiento de haber preparado monografía (no que me limita a un solo texto y a esta fecha de febrero) y me dan ganas de seguir preparando la materia completa. ¿Por qué algunos odian los finales y sus bellas prolongaciones de 4 años? Yo seguiría metida allí mucho más Claro que no es linguísitica ni algún gomón de esos, pero en algunas me quedaría mucho más).
Difícil coordinar la ansiedad de "firmar" materias, de avanzar en la carrera (odio "avanzar" y odio "carrera") y la de leer y leer según la ola que me vaya empujando, según los tesoros que me traiga la marea (Mi hermosa hipótesis sobre mi hermosa novela para mi hermosa monografía tiene que ver con los tesoros, la utopía y la literatura. Que escribir monografías también me gusta mucho e ir a "defender" (de nadie que la ataque sino con mi querida profe que me la "charle")también me da mucha alegre ansiedad.

Vladimir Holan en Benjamín Prado

Detenido por una mujer...


Vladimir Holan


Detenido por una mujer a las puertas de una ciudad desconocida
le supliqué: Déjeme pasar, sólo entraré
para salir de nuevo y volveré a entrar sólo para salir,
porque la oscuridad me da miedo como a todos los hombres.

Pero ella me dijo:
«¡Pues yo he dejado allí la luz encendida!».

11 de febrero de 2013

En otras playas de oro

Jorge Luis Borges. De El hacedor


Blind Pew


Lejos del mar y de la hermosa guerra,
que así el amor lo que ha perdido alaba,
el bucanero ciego fatigaba
los terrosos caminos de Inglaterra.

Ladrado por los perros de las granjas,
pifia de los muchachos del poblado,
dormía un achacoso y agrietado
sueño en el negro polvo de las zanjas.

Sabía que en remotas playas de oro
era suyo un recóndito tesoro
y esto aliviaba su contraria suerte;

a ti también, en otras playas de oro,
te aguarda incorruptible tu tesoro:
la vasta y vaga y necesaria muerte.

Carlota Fainberg como utopía


Las utopías absorben el futuro y el pasado y suponen un principio global. (…) Porque lo que caracteriza a la utopía no es la creencia en la bondad esencial de la naturaleza humana sino la creencia en algún mecanismo global que, aplicado al conjunto de la sociedad, traerá automáticamente el estado de progreso y felicidad.
(…) La utopía es un género global como el mercado, el capitalismo, el neoliberalismo, Internet y la comunicación. Consiste en el ordenamiento topológico de un espacio sin territorio y sirve para hacer presente y para criticar el presente. Es otro instrumento presentista. Ernst Bloch decía que la utopía existe para desordenar y desorientar el presente: nos saca del aquíahora y nos lleva a otra parte.


Josefina Ludmer

Cruzando Borges y Muñoz Molina


Lo primero que hace Borges es inventar una tradición cultural para ese lugar ex-céntrico que es su país. Esta operación estética e ideológica recorre su obra en la década del veinte y la primera mitad de la década del treinta, hasta Historia universal de la infamia, donde publica su primer cuento de cuchilleros. Pero la operación no está terminada entonces: el problema de la cultura argentina vuelve a las ficciones de Borges hasta sus últimos libros, especialmente en algunos cuentos de El informe de Brodie, escritos a mediados de la década del sesenta. Borges reinventa un pasado cultural y rearma una tradición literaria argentina en operaciones que son contemporáneas a su lectura de las literaturas extranjeras. Más aún: puede leer como lee las literaturas extranjeras, porque está leyendo o ha leído la literatura rioplatense. En Borges, el cosmopolitismo es la condición que hace posible inventar una estrategia para la literatura argentina; inversamente, el reordenamiento de las tradiciones culturales nacionales lo habilita para cortar, elegir y recorrer desprejuiciadamente las literaturas extranjeras, en cuyo espacio se maneja con la soltura de un marginal que hace libre uso de todas las culturas. Al reinventar una tradición nacional Borges también propone una lectura sesgada de las literaturas occidentales. Desde la periferia, imagina una relación no dependiente respecto de la literatura extranjera, y está en condiciones de descubrir el 'tono' rioplatense porque no se siente un extraño entre los libros ingleses y franceses. Desde un margen, Borges logra que su literatura dialogue de igual a igual con la literatura occidental. Hace del margen una estética.


Beatriz Sarlo, en Borges, un escritor en las orillas

4 de febrero de 2013

Monografiando lentamente

Acabo de anotarme para final de Española III. Entrega de mono en 19 de febrero y defensa el 5 de marzo. A ver si acomodo la cabeza y termino de una vez que llevo todo enero girando alrededor (benditos giros) de Carlota Fainberg y Muñoz Molina, anotando ideas sueltas, poniéndole Borges y Stevenson, agregando otras novelas, siguiendo la corriente para donde vaya pero sin remar para completar algunas ordenadas y coherentes 10 páginas académicas.

3 de febrero de 2013

La dimensión emblemática del Primero sueño



Nuevo libro sobre "El sueño" de Sor Juana

Una importante veta de estudio sobre la obra de Sor Juana Inés de la Cruz que ha comenzado a explorarse en los últimos años, después de la publicación de Las trampas de la fe, de Octavio Paz, es la dimensión emblemática del Primero sueño, una silva singular en el contexto de la poesía barroca hispánica. El libro La figura del mundo en “El sueño” de Sor Juana Inés de la Cruz es la primera investigación sistemática y contextualizada de este tema que comenzó a señalar Karl Ludwig-Selig en los años setenta y después de él Octavio Paz y José Pascual Buxó. Pero de esos meros señalamientos a las consecuencias estéticas, filosóficas y semióticas de la construcción del poema entero a la luz de los emblemas del Renacimiento y el Barroco hay una considerable distancia. Este ensayo trasciende la mera idea de una impronta de la emblemática en el Primero sueño a la concepción integral y simbólica de la realidad representada en el poema por su autora. Por ello es infaltable en el acervo bibliográfico sobre Sor Juana.

Este libro profusamente ilustrado con 64 emblemas aludidos por el Primero sueño puede obtenerse a través de la distribuidora Morebooks de la Editorial Académica Española, sita en la ciudad de Madrid. Se trata de una obra impresa a pedido.

Los datos del libro son:
ISBN-13: 978-3-8484-5766-3
ISBN-10: 3848457660
EAN: 9783848457663
Editorial: Editorial Académica Española
Sitio web: https://www.eae-publishing.com/