Autocronograma

AUTOCRONOGRAMA

2008: 23 años deseando esta carrera.

2010: Bitácora de quien estudia en Puán porque la vida es justa y (si te dejás) siempre te lleva para donde querés ir.

2011: Te amo te amo te amo, dame más: Seminarios y materias al por mayor.

2012: Crónicas de la deslumbrada:Letras es todo lo que imaginé y más.

2013: Estampas del mejor viaje porque "la carrera" ya tiene caras y cuerpos amorosos.

2014: Emprolijar los cabos sueltos de esta madeja.

2015: Pata en alto para leer y escribir todo lo acumulado.

2016: El año del Alemán obligatorio.

2017: Dicen que me tengo que recibir.

2018: El año del flamenco: parada en la pata de la última materia y bailando hacia Madrid.

2019: Licenciada licenciate y dejá de cursar mil seminarios. (No funcionó el automandato)

2020: Ya tú sabes qué ha sucedido... No voy a decir "sin palabras" sino "sin Puán".

2021: Semipresencialidad y virtualidad caliente: El regreso: Onceava temporada.

2022: O que será que será Que andam sussurrando em versos e trovas 2023: Verano de escritura de 3 monografías y una obra teatral para cerrar racimo de seminarios. Primer año de ya 15 de carrera en que no sé qué me depara el futuro marzo ni me prometo nada.

31 de mayo de 2014

Poesía en el banco de al lado

Hoy, seminario de Néspolo, ambiente un poco caldeado porque la profe vino de frente march a plantearnos sus maravillosas dudas sobre la docencia en Puán, los preconceptos de los teóricos de la literatura, el vacío conceptual de esos mismos teóricos y la pendejada de algunos cumpas que lloran cuando no cumplen con la asistencia y la profe "como castigo" les pide un informe de lectura sobre cuentos de DiBenedetto (voy a empezar a no firmar la lista para que me pongan esos castigos).

Al lado mío, una compañera le pasa tres libritos que relucen al chico del banco de al lado. Yo miro de reojo. En el recreo estiro la mano, imposible no preguntar qué es: nueva editorial de poesía, mi compañera, Verónica Yattah, es una de las tres primeras autoras de Viajero Insomne. Al rato, ella me dice: "Vos leés mucha poesía ¿no?" Yo sonrío y muevo la cabeza. "Se nota", me alegra el día ella.


Los tres primeros libros de Viajero Insomne.
De izquierda a derecha:
Pequeños botes cruzando lo negro del río, de Martin Vazquez Grille.
Los perros también se van, de Verónica Yattah.
Lugano 1 y 2, de Patricio Foglia.

28 de mayo de 2014

De mi seminario desobediente del cuatri pasado


Compartimos el texto "¿Qué pueden hacerle las desobediencias sexuales a la historia del arte?", presentado por el Grupo de Investigación Micropolíticas de la desobediencia sexual en el arte, ayer , en las Jornadas Interdisciplinarias de Géneros Degenerando Buenos Aires, en el marco de la mesa redonda "¿Qué es lo queer?"
Compartimos el texto que presentamos como grupo el jueves 27 de mayo en las Jornadas Interdisciplinarias de Géneros Degenerando Buenos Aires, invitadas a la mesa redonda "¿Qué es lo queer?", con Fermín Eloy AcostaNicolas Cuello Fernanda Guaglianone Morgan Surrealisme María Laura Gutierrez Ale Pa Ezequiel Lozano Francisco Lemus Mina Bevacqua Fernanda Carvajal Fernando Davis
¿QUÉ PUEDEN HACERLE LAS DESOBEDIENCIAS SEXUALES A LA HISTORIA DEL ARTE?
Como grupo de investigación venimos trabajando desde el año 2012 las relaciones entre prácticas artísticas contemporáneas, activismos y políticas sexuales. Partimos de entender lo queer no como un sustrato político o un enclave identitario orgánico, como una atribución más o menos estable y sin conflicto, susceptible de recortarse limpiamente de otros cercamientos de las identidades y de la que la respuesta a la pregunta de esta mesa a la que fuimos invitad*s -“¿qué es lo queer?”-, vendría a dar cuenta. Por el contrario, en la genealogía de su irrupción y desarrollo como campo crítico, lo queer disputa y torsiona, incómoda y desafiantemente, su productividad política al multiplicar y hacer proliferar estrategias de acción que implican efectos desequilibrantes para los órdenes de poder que sostienen las identidades sexopolíticas modernas. Pensar lo queer no pasa, entonces, por “señalar” o “demostrar” aquello que lo queer es, sino por interrogar sus modos de acción, la complejidad insumisa de sus estrategias múltiples de contraproductivización crítica; es decir, se trata de preguntarnos no por el qué sino por el cómo de lo queer. Desde esta pregunta, lo queer nos interesa en tanto plataforma post-identitaria que agita formas de acción inclasificables que desorganizan y apuestan a hacer estallar el orden prescriptivo y regulatorio de las identidades normadas. Entre sus estrategias encontramos desidentificaciones e identificaciones tácticas, apropiaciones y descalces de los sentidos instituidos, desplazamientos y usos desviados de tecnologías sexopolíticas de producción de cuerpos e identidades, intervenciones anfibias y ocupaciones parásitas. Es en la poderosa exigencia por una permanente reinvención teórica y crítica de sus estrategias de activación -y no en su neutralización docilizante como mera “diferencia” o alteridad disidente- donde reside buena parte de la potencia política, desobediente y creativa de lo queer en el presente.
Desde las últimas décadas del siglo XX se vuelve indiscutible la importancia de las intervenciones políticas movilizadas desde los feminismos radicalizados y los activismos LGTBI y queer como plataformas de agitación para la puesta en cuestión de la producción normada de subjetividades y cuerpos que la matriz heterosexual sanciona y visibiliza y que el actual capitalismo cognitivo produce y administra a escala planetaria desde el control de las tecnologías audiovisuales expandidas por las industrias de la subjetividad del semiocapitalismo financiero. Así, la producción, desde los espacios del arte y el activismo (y sobre todo desde la proliferación de flujos poético-políticos mediante los cuales el arte y el activismo se interpelan recíprocamente y apuntan a desajustar los amarres de sentido de sus marcos de previsibilidad y a reinventar sus modos de hacer), de dispositivos visuales y/o performáticos de agitación sexopolítica, se vuelve una herramienta y un espacio de construcción no solo de interpelación crítica sobre el presente, sino un lugar posible de agencia colectiva de nuevos sentidos que disputen los regímenes de saber / poder normalizados. Se trata, entonces, de interrumpir las ficciones de la historia (y de la historia del arte) en sus trayectorias institucionalizadas, interrogando sus silencios, fracturas, borrones y clausuras, abriendo fugas y discontinuidades críticas en los recorridos unidimensionales de sentido trazados por las narrativas hegemónicas.
En nuestro proyecto partimos de considerar a las imágenes (artísticas y no artísticas) como máquinas o tecnologías semio-sexo-políticas que forman parte de complejos dispositivos de producción sexogenérica de cuerpos, de subjetividades y de deseos. No sólo las imágenes, sino también la misma escritura de la historia y la teoría del arte, tradicionalmente pensada como un discurso sin cuerpo y sin deseo, constituye una tecnología sexopolítica que trabaja en la producción de cuerpos sexuados y cuyas mecánicas de saber / poder naturalizadas nos interesa evidenciar y poner en cuestión. En las últimas décadas, un conjunto significativo de prácticas artísticas viene articulando, mediante estrategias de contraproductivización disciplinaria, sus apuestas poéticas y políticas en este campo de problemas. Si el arte y la escritura crítica e historiográfica aparecen atravesados por las lógicas regulatorias de la biopolítica moderna (en su gestión normalizante de cuerpos y subjetividades), al mismo tiempo constituyen potencias políticas, territorios de contestación y resistencia críticas desde donde desviar, torcer o desmontar dicho régimen de poder y movilizar, desde la crítica a los procesos de subjetivación mayoritarios, la activación de nuevos procesos de subjetivación disidentes. Optamos por la noción de “desobediencia sexual” para pensar las estrategias poético-políticas mediante las cuales estas prácticas interpelan desafiantemente los límites de la sexopolítica contemporánea, pero no sólo para señalar aquello que la norma excluye, silencia o invisibiliza, sino para interrogar los cuerpos en sus potencias y devenires y movilizar la imaginación radical en la invención de cuerpos, afectos y placeres que resistan su clasificación normalizante.
Cuando pensamos en prácticas (de producción, escritura y reescritura, puesta en circulación, archivo, intervención de imágenes) atravesadas por el eje crítico de lo queer, los feminismos y las desobediencias sexuales, no estamos inscribiéndonos dentro de una demanda de visibilidad representacional codificada en términos de contenido ("mayor cantidad de personajes LGBTI" cubriendo el cupo simbólico de la diversidad) ni tampoco estamos apelando a la mítica autoridad esencialista de una mirada "LGBTI o disidente" (evocada muchas veces a modo de una reificada "sensibilidad LGBTI" que produce imágenes verdaderas de sí, facilitando una suerte de "acceso directo a una verdad del yo" a través de la imagen). Por el contrario, nos referimos a todas aquellas prácticas que, pudiendo representar -o no necesariamente- la complejidad sísmica de nuestras existencias, apuestan a su vez a interrogar y asaltar críticamente los regímenes de visualidad (así como las ansiedades en relación a lo verdadero y lo falso que acechan espectralmente a nuestras imágenes), analizando el modo en el que se configuran los sistemas perceptuales de legibilidad, que incluyen, excluyen o sujetan bajo condición a cuerpos, deseos, formas de vida, interacción, saberes, sensaciones y afectos dentro de los universos de lo posible, poniendo bajo sospecha la idea naturalizada de "transparencia" de estos regímenes. Una de las tareas que nos proponemos no pasa justamente por la consigna de "mirar más", "diversificar la mirada" o "mirar distinto", sino interrogar continuamente las propias condiciones de posibilidad de la mirada y a su vez, el tipo de posibles que ésta facilita o sanciona. En esta interrogación constante de la(s) mirada(s) (donde la pregunta ya no es solamente "¿qué vemos?" sino "¿cómo lo vemos?" y "¿por qué vemos?"), no se trata solamente de amplificarla(s), sino, sobre todo, de tensar, discontinuar e interferir sus coordenadas y también abismarse al considerar el aquello que se produce en el "entre" miradas, posibles potencias generadas por el encuentro, la fricción, la articulación, el conflicto y las afinidades. Lo queer no constituye, en tal sentido, un repertorio de temas o una suerte de catálogo de contenidos disponibles para el artista o el historiador del arte, sino una política de la mirada y una estrategia de escritura que desorganiza promiscuamente las condiciones de posibilidad de la construcción (heteronormada) de la mirada, de los relatos de la historia del arte y de la sanción administrada de sus narrativas, para abrir flancos críticos que constituyan al mismo tiempo una apuesta por inventar nuevas subjetividades políticas.
Sostenemos que esta exigencia por recuperar y potenciar el "entre miradas" como pequeñas y punzantes fugas entre imágenes es una estrategia de fuerte interpelación política al discurso de la historia y la teoría del arte (al que entendemos, recordemos, como tecnologías de productivización heteronormada de cuerpos y deseos), que no se reduce ni tiene como finalidad la creación de un espacio reificado que salde las cuentas de los silencios históricos, abriéndonos un capítulo codificado y prolijamente demarcado como "arte gay", "arte lesbiano" o "arte trans" en las historias universales del arte, en tanto dicha estrategia, escudada en una noción evolucionista de complejización paulatina de la historia, justifica las violencias inherentes en la producción de este tipo de discursos y teorías sin poner en cuestionamiento las mecánicas de poder / saber (las mismas matrices epistemológicas) que sostienen y legitiman a estas escrituras, es decir, dejando intactas las voces heteromasculinas blancas y occidentales que marcan el ritmo de lo posible en la historia del arte. Hacer pensable la apuesta por interpelar los silencios en nuestro pasado, deviene entonces en un gesto de poderosa intensidad política: no para "encontrar" o "develar" o “probar” que siempre hemos estado en el mundo, y trasladar en ese gesto denominaciones históricamente construidas (como pueden ser los enclaves identitarios gestionados como parte del proyecto biopolítico de un determinado momento del capitalismo moderno) hacia otros escenarios y otras complejidades existenciales con otro tipo de agencias del deseo, sino que se trata justamente de reparar y torcer las miradas instituidas hacia esos modos innombrables, esas agencias inimaginadas que llevaron adelante proyectos de desmantelamiento del orden hegemónico del deseo heteropatriarcal, a través de estrategias poético políticas determinadas y situadas con sus propios marcos opresivos. La producción de este tipo de llamamientos en la historia del arte, es decir esta metodología de preguntar al vacío y de capitalizar el eco como un arma significante en la escritura crítica y antagonista de los cánones de la historiografía del arte no supone ni debe confundirse con la necesidad de producir alivio sobre la falta. Nos movilizan los señalamientos incómodos y la visibilidad de la violencia sobre ciertos silencios como modos de agitar en el presente espacios de producción critica y de discusión movilizante que devengan en otros modos de producción de conocimiento, que discutan con las violencias de la representación que ha naturalizado el pensamiento heterosexual y colonial como matriz epistemológica, y puedan desprogramar los propios códigos que lo sustentan como tecnologías de producción y reproducción de la norma sexogenérica.
No se trata de una reescritura de la historia del arte desde el marco de la visibilidad como estrategia de representación de la diversidad sexual, sino de una historia del arte que se deja llevar por el flujo de la desobediencia sexual y eso no siempre implica la posibilidad de un cuerpo o de una representación, porque en marcos de disputa y de políticas de exterminio del orden mayoritario hacia otros modos de vida, nuestras ausencias físicas también se vuelven significantes en la obstrucción de una historia política de resistencia hacia el orden hegemónico heterosexual. Que la historia del arte pueda tomar (interrogar, punzar, hacer reverberar) esas ausencias, silencios, exterminios, vacíos, y ubicarlos como parte de nuestra historia, forma parte de nuestras apuestas políticas para la construcción colectiva de imágenes e historias de resistencia.
Grupo de investigación Micropolíticas de la desobediencia sexual en el arte

26 de mayo de 2014

Deus e o diabo na terra do sol

La pasaron el mi teórico de brasileña de hoy. Al principio me chocó la estética, pensaba si era en serio,en joda, si era una parodia de ciertos naturalismos o era directamente snob. Después me impactó mucho, me descolocó la idea de mesianismo, de destino, de recorrido inevitable, de violencia necesaria. ME quedé pensando mucho en la figura de Rosa (pesimista y rutinaria primero,endemoniada luego, decisiva para su marido, erótica para otra compañera bandoleril, besando al capitán enloquecido).
La clase siguiente estuvo genial: neorrealismo italiano, nouvelle vague y novo cine do Brasil. Qué lejos están los 60 y sus deseos y esperanzas de revolución.










24 de mayo de 2014

Cohen y la prosa de Estado

En “Prosa de Estado y estados de la prosa”, y en muchos otros de sus ensayos, Marcelo Cohen reflexiona sobre las mismas cuestiones que aparecen, bajo la forma de la figuración y la metáfora, en sus textos de ficción, estableciendo una zona de diálogo como modo de construir una poética. Cohen propone el término “prosa de Estado” para referirse al “compuesto que cuenta las versiones prevalecientes de la realidad de un país, incluidos los sueños, las fantasías y la memoria” (Cohen 2006: 1). La “prosa de Estado” incluye al aglomerado de mensajes y discursos vinculados a las funciones de intercambio y comunicación; es el lenguaje de la prensa, la política, la publicidad, la radio y la televisión. Es un “virus verbal” que se expande modelando los deseos y aspiraciones, las formas del placer y del ocio, los ritos e intercambios sociales. Ejerce una función de vigilancia y control, le pone nombre a aquello que puede (debe) ser nombrado, apresando la vida cotidiana y el pensamiento en formas hegemónicas de orden simbólico. Pero, además, la “prosa de Estado” es “omnívora”, absorbe y coloniza todo lo que encuentra a su paso, haciéndolo funcional a su ímpetu de dominio. Por esto, se esfuerza por conquistar también a la literatura, patrocinando una hueste literaria servil, capaz de oficiar como la exquisitez que la “prosa de Estado” se permite para “elevarse”.


Silvina Sanchez, en http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.1161/ev.1161.pdf

Quedarse a vivir en Cohen

Hoy otra vez: todos los sábados de seminario quiero quedarme leyendo el autor descubierto o revisado y hay que pasar rápido al siguiente. Si no fuera por el deslumbramiento de las líneas tendidas entre autores y la ansiedad de llegar a cachar todo lo que la profe tira a la palestra...
De Marcelo Cohen solamente llegué a leer dos cuentos y hace rato que tengo acá en espera El país de la dama eléctrica, El oído absoluto, Inolvidables veladas, Gongue y mi deseo de conseguir Casa de Otto que cometí el error de regalarle a un chongo que no duró lo suficiente como para devolvérmeló.
Néspolo remarcó sus intervenciones críticas, su programa de obra abarcativa, sus intervenciones siempre polémicas, su potencia de traductor. Y cómo no enamorarse. Su cuento "El fin de la palabrística" fue genial como primera cita.

Camino a mi seminario

7 de la mañana: Bondi y tren hacia Puán, hay que ponerle colores al frío: pollera de jean, calzas grises, medias de lana naranja con guardas en amarillo y verde, borcegos rojos, campera verde, pullover negro, bufnada rayada en rosa, fucsia y marrón, guantes violetas, gorro en rosa y marrón. Te ahorro detalles de bijou.

22 de mayo de 2014

Degenerando Buenos Aires

Antropofagia en mi cursada amazónica

las12
VIERNES, 6 DE MAYO DE 2011
VISTO Y LEIDO

EL VECTOR CUERPO

 Por Veronica Gago
Eduardo Viveiros de Castro
Metafísicas caníbales. Líneas de antropología postestructural

Katz, 2011.
El ejercicio es el siguiente: hablar de un libro que nunca existió más que como plan, más que como libro deseado y, mientras, se va escribiendo otro, aquel que efectivamente va a llegar a su fin. Así presenta su autor, el antropólogo brasileño Viveiros de Castro, a Metafísicas caníbales, inseparable de su doble visible/invisible, titulado El AntiNarciso. Ese otro título del libro deseado duplica, a su vez, un título famoso: El AntiEdipo de los franceses Gilles Deleuze y Félix Guattari. El AntiNarciso se propone ser a la antropología lo que El AntiEdipo fue al psicoanálisis: un sismo de sus cimientos, una provocación de sus postulados, un combate a esas figuras mitológicas que sirvieron para fundar disciplinas y relatos de origen.
Viveiros de Castro tiene una tesis potentísima: las filosofías contemporáneas de la diferencia pueden ser asumidas como “versiones” de las prácticas de conocimiento indígenas (amazónicos). Esto significa que podemos trazar una continuidad estricta entre tales teorías antropológicas y filosóficas y la praxis intelectual de los indígenas. Derrumbe inmediato de un lugar común: que éstos son objeto de estudio de aquellos que portan la palabra y la teoría. Más bien lo contrario: las variaciones e innovaciones que se producen en la teoría se deben a la imaginación –“la capacidad imaginativa”– de los pueblos o colectivos estudiados, y no al progreso interno de la disciplina. El tiro certero es contra el narcisismo de la antropología cada vez que cree estar nombrando de cero algo que los colectivos que se propone estudiar ya han pensado. Cuando la antropología se coloca, en cambio, en continuidad (o inmanencia) con esos colectivos emprende su tarea máxima: la descolonización del pensamiento. Más que explicar el mundo de los “otros”, el pensamiento intenta asumir el contacto con los otros diferentes como parte de una experiencia que implica, sobre todo, una “puesta en variación” de la propia imaginación.
¿Pero qué es esa diferencia? La diferencia está dada por los cuerpos, dice Viveiros de Castro. Este es, según explica, el corazón del perspectivismo indígena: el punto de vista está en el cuerpo. Toda diferencia o disyunción parte del cuerpo y cada cuerpo (sea individual o colectivo) es una singularidad. La singularización del cuerpo está dada por las fuerzas y debilidades, por cómo se vive y se come, por la forma de moverse, de comunicarse, etc. Contra el espiritualismo abstracto, el cuerpo es un conjunto de maneras de ser. Esto da lugar a un multinaturalismo (también indígena) que, más que muchas naturalezas, significa “la variación como naturaleza”. Una diferencia generalizada como naturaleza (“existir es diferir”) invierte la tolerante y occidental fórmula del multiculturalismo, que bajo la idea de “una” naturaleza admite y administra culturas diversas (en una versión edulcorada de las diferencias como si se trataran de modismos exotizantes).
En un libro escrito con sutileza y densidad, que nunca abandona cierto tono conversacional, Viveiros de Castro propone finalmente desplegar una filosofía caníbal de la política (que es la filosofía política indígena del canibalismo). La idea es que la vida social amazónica se basa en la antropofagia (concepto luego retomado por el famoso manifiesto del Oswald de Andrade) del otro. Devorarse al enemigo es incorporar sus atributos, capturar “nombres y almas, personas y trofeos, palabras y memorias” que hacen de la alteridad, del enemigo, un punto de vista sobre Sí. Este canibalismo es inseparable de otra clave de esa filosofía política: la “alianza” (que incluye formas como el robo, el regalo, el contagio, el gasto y el devenir). La alianza como puesta en práctica de las afinidades es la contracara del parentesco. O dicho de otra manera, la alianza entre afines es una teoría elemental del antiparentesco o una forma de pensar la familia de otro modo.
Sería un error creer que el valor de textos como éstos obedece a un tipo de nostalgia por el pasado o que prolongan la ideología modernista del buen salvaje. Al contrario: su propuesta de considerar la otredad que los cuerpos constituyen como mundos alternativos abre una grieta, un mundo posible, para nuestra propia imaginación colectiva de lo actual.

Llegando a Viveiros de Castro por Giorgi y sus "formas comunes"

"A fuerza de ver siempre al Mismo en el Otro -de decir que bajo la máscara del otro es "nosotros" lo que nosotros mismos contemplamos-, terminamos por contentarnos con acortar el trayecto que nos conduce directamente al final y no interesarnos más que en lo que "nos interesa", a saber, nosotros mismos."



Eduardo Viveiros de Castro. Metafísicas caníbales.

17 de mayo de 2014

Gracias, Néspolo, por Di Bedenetto

"-Es el día a día que destroza la belleza. Los días tras días tapan lo bueno, porque lo bueno es poco y la vida se compone más de ruidad, de torpezas y monotonía.
Amaya quisiera decirle que, con él, los días tras días no ensucian nada, no afean nada. Que la conmueve que un hombre emplee sin rubor la palabra belleza, que no se sienta menos hombre por eso. No dice nada.Escucha."


Antonio Di Benedetto. El cariño de los tontos.

10 de mayo de 2014

Los saraus, mi princesita y yo

El lunes pasado, en vez de teórico de Brasileña y portuguesa, tuvimos visita de 8 integrantes de saraus de San Paulo (ver en entradas anteriores qué es un sarau).
Luego de la prsentación formal del profe y de Lucía Tennina, traductora, compiladora y tesista del fenómeno poético, cada participante se presentó, contó lo que hace su grupo y luego declamó un poema. El clima era genial. La lengua no común solamente hacía que buscáramos puntos comunes y entender era una alegría maravillosa.
Sumale a esto la idea del poeta y la poesía como motores, como acciones políticas y sociales, la palabra mágica del que interviene en el mundo y ya tenés una bola de cuestiones.

Invitaron a participar. Yo quería, aunque hubiera querido no querer, o querer pero no temer. Silvana me prometió que me daba su manzana si me acercaba a leer. Me acerqué. Agarré una antología de la mesa del escenario (la misma que después me compró Silvana con la manzana) y abrí en cualquier página. Esto es lo que leí, lo que logré terminar de leer aunque la parte del cabello y los ojos y la piel se me endureció en la garganta y puso un poco acuosa mi voz:


PEQUEÑA PRINCESA

De Raquel Almeida


Allí, en aquel pasillo
existe una princesa triste
ella está llorando
porque están insultando su cabello.

Allí, en aquel pasillo
la princesita llora
no quiere ir a la escuela
dice que no tiene amiguitos
y que la profesora
siempre la pone en penitencia.

Una vez más la princesita va a llorar
ella le pide a Dios
que le dé cabello lacio,
ojos azules y piel blanca
sría igualita a las "lindas princesitas"
de los cuentos de hadas.

¡Oh, pequeña princesa!
veo en ti tanta belleza
tu cabello trenzado es realeza
tu piel del color de la noche
sos linda, tené certeza
tu sonrisa es luz
contagia mi alma
tus ojos, que no son azules
me transmiten calma.

¡Oh, pequeña princesa!
Sí, vos sos una princesita
nuestras historias encantadas
furon borradas
pero vos las contarás un día

Bella niña de los ojos de jabuticaba
no mires a quien te hace llorar
son personas que aún no saben
que somos de la realeza

Niña negra
de linda belleza
vos sí
que sos una princesa.



(en Hip Hop Mulher)



A la vuelta de mi emocionante encuentro con los saraus brasileños en Puán, le cuento a Magda qué poema leí y le doy la antología sin haber yo leído nada más. Ella, que decía odiar la poesía y "no entenderla", me dice al otro día que "éste está bueno":

EL MILAGRO DE LA POESÍA


De Sérgio Vaz


Soy poeta
y como poeta puedo ser ingeniero,
y como ingeniero
puedo construir puentes con versos
para que las personas puedan pasar sobre los ríos
o solo servir de refugio para los indigentes.

Soy peta
y como poeta puedo ser médico,
y como médico
puedo trasplantar corazones
para que las amen nuevamente
o simplemente recetar poemas
para las tristezas con alergias
o las alegrías sin satisfacción.

Soy poeta
y como poeta puedo ser obrero,
y como obrero
puedo despertarme antes del sol y dar cuerda al día,
y cuando llega la noche, serena y calma,
descansar la herramienta del cuerpo
en el consuelo de la familia
autopartes de mi alma.

Soy poeta
y como poeta puedo ser asesino
y como asesino puedo apuñalar tiranos,
con el filo de mis palabras
y disparar versos de grueso calibre
en la cabeza de la multitud
sin preocuparme del cura, juez o prisión.

Soy poeta
y como poeta puedo ser Jesús,
y como Jesús
puedo descrucificarme
y sin los clavos en las manos y los fanáticos a los pies
andar libremente sobre tierra y mar
recitando poesía en lugar de un sermón.

Donde no haya milagros,
mostrar el pan.
Donde falte la palabra,
repartir la acción.



(en Coleccionador de Piedras)

Momentos sublimes de mi carrera

Mi profe de seminario, Jimena Néspolo, es especialista en Antonio Di Benedetto, un autor que conocí en mi primer intento de cursar Letras (tipo 1987, literal eh). En aquella época leí Zama, de prestado o fotocopiada, no me acuerdo. Sé que me había impactado y muchos años después la encontré editada por algún diario, en un kiosco de revistas de San Miguel Oeste (frente a Media 1), y me la compré para releerla por partes y volverme a deslumbrar.
Después,en Argentina II tuve que leer algunos cuentos sueltos y el estreno de Aballay me recordó la deuda pendiente. Hoy, cuando la profe dijo que le íbamos a dedicar todo el encuentro del sábado que viene, que en el programa estaba "Caballo en el salitral" pero completáramos con el libro completo de cuentos Absurdos ,e ironizó con que leerlo era condición imprescindible para aprobar este seminario, salí y me compré los cuentos completos, dos novelas más y la edición con guión y versión gráfica de Aballay. Amo que me obliguen a hacer lo que quiero.