Autocronograma

AUTOCRONOGRAMA

2008: 23 años deseando esta carrera.

2010: Bitácora de quien estudia en Puán porque la vida es justa y (si te dejás) siempre te lleva para donde querés ir.

2011: Te amo te amo te amo, dame más: Seminarios y materias al por mayor.

2012: Crónicas de la deslumbrada:Letras es todo lo que imaginé y más.

2013: Estampas del mejor viaje porque "la carrera" ya tiene caras y cuerpos amorosos.

2014: Emprolijar los cabos sueltos de esta madeja.

2015: Pata en alto para leer y escribir todo lo acumulado.

2016: El año del Alemán obligatorio.

2017: Dicen que me tengo que recibir.

2018: El año del flamenco: parada en la pata de la última materia y bailando hacia Madrid.

2019: Licenciada licenciate y dejá de cursar mil seminarios. (No funcionó el automandato)

2020: Ya tú sabes qué ha sucedido... No voy a decir "sin palabras" sino "sin Puán".

2021: Semipresencialidad y virtualidad caliente: El regreso: Onceava temporada.

2022: O que será que será Que andam sussurrando em versos e trovas 2023: Verano de escritura de 3 monografías y una obra teatral para cerrar racimo de seminarios. Primer año de ya 15 de carrera en que no sé qué me depara el futuro marzo ni me prometo nada.

27 de octubre de 2011

Odio desilusionarme

Qué pena me da cuando dejo de admirar a alguien. Un profesor, una profesora, alguien con quien empecé a cursar deslumbrada, entusiasmadísima y a la mitá del camino pufff, me aburrí, le descubrí los hilos, las repeticiones, los vacíos, las mezquindades...

9 de octubre de 2011

¿Empiezo ahora para el 2012?

Literatura Española III Segundo cuatrimestre 2011

Primer parcial domiciliario

El parcial tiene carácter domiciliario. Está dividido en dos secciones, A y B, que deberán responderse por separado. Las hojas correspondientes a las respuestas de cada sección deberán ser entregadas en un folio separado. A su vez, cada folio correspondiente a cada sección deberá ser encabezado por la hoja que corresponde a dicha sección en este documento de consignas.
El parcial deberá ser entregado sin excepciones de 20.30 a 21 hs. el día martes 11 de octubre de 2011 en el aula de las clases teóricas.
Las respuestas deberán ser mecanografiadas o impresas. Se espera que cada respuesta tenga una extensión de alrededor de tres páginas (A4 en Times New Roman, cuerpo 12 e interlineado de 1,5). No se aceptarán trabajos manuscritos.
No olvide indicar en todas las páginas su nombre, su número de libreta universitaria y el nombre de su profesor de trabajos prácticos. Asimismo, recuerde numerar las páginas y cumplir con las normas habituales en la presentación de trabajos académicos (tipografía, citas, referencias, etc.).
Se evaluará la capacidad para elaborar una lectura bien fundamentada y coherente del o de los texto/s sobre la base de la consigna elegida. Se tendrá especialmente en cuenta la manera en que los argumentos se apoyen explícitamente, a través de citas u otro tipo de referencias, en pasajes del o de los mismo/s. El uso crítico de la bibliografía obligatoria será también valorado positivamente.





Sección A
Recuerde colocar esta hoja delante de su respuesta a esta sección en un folio separado.
Complete los siguientes datos:



Apellido y nombre del alumno Letra y número de la pregunta elegida de esta sección




Apellido y nombre del profesor de trabajos prácticos

Elija una, y solo una, de las siguientes consignas:
A. 1. ¿Se puede considerar La Tribuna de Emilia Pardo Bazán una novela estrictamente naturalista? Organice su argumentación sirviéndose de fragmentos de la novela y tenga en cuenta los textos de la bibliografía obligatoria que considere pertinentes.
A. 2. Presente un eje de lectura posible de La Tribuna de Emilia Pardo Bazán tomando como punto de análisis los capítulos: XVI: Revolución y reacción, mano a mano, XVII: Altos impulsos de la heroína, XVIII: Tribuna del pueblo y XIX: La Unión del Norte. Para ello será necesario tener en cuenta la bibliografía obligatoria y situaciones anteriores y posteriores en la novela.
A. 3. Presente el análisis de -no menos- de tres personajes de La Tribuna de Emilia Pardo Bazán, cuyas intervenciones permitan una reflexión en torno al realismo, el romanticismo y el naturalismo. Tenga en cuenta los textos de la bibliografía obligatoria que considere pertinentes.
A. 4. Lleve a cabo un análisis comparativo de la construcción y función de los personajes de Fortunata y Amparo en Fortunata y Jacinta y La Tribuna, respectivamente, pero restrínjase sobre todo a la cuestión de su pertenencia al género femenino. Para ello, considere también especialmente los trabajos de John H. Sinnigen y María del Carmen Porrúa, que figuran en la bibliografía obligatoria de la unidad II.
A. 5. Seleccione por lo menos tres pasajes (pueden ser tanto fragmentos citables como episodios más extensos, que en su respuesta deberá situar con cuidado en el curso general de la novela, además de indicar en cada caso la parte y el capítulo en que aparecen o suceden) y desarrolle, a partir de un análisis de los mismos, una breve caracterización general de los procedimientos en que se sostiene la construcción de la figura del narrador en Fortunata y Jacinta. Para hacerlo, tenga también especialmente en cuenta los artículos de John W. Kronik y de Harriet S. Turner, de la bibliografía obligatoria.
A. 6. Sirviéndose de la bibliografía obligatoria correspondiente a la primera unidad del programa, especialmente de los artículos de autores españoles, lleve a cabo un análisis del capítulo VI de la tercera parte de Fortunata y Jacinta, “Naturalismo espiritual”, situándolo brevemente en las líneas más generales del desarrollo de esta novela. Para ello, tenga en cuenta los términos de los debates literarios en torno del realismo y el naturalismo en España durante las últimas décadas del siglo XIX. Considere también el trabajo introductorio de Francisco Caudet que figura en la bibliografía obligatoria de la segunda unidad.
A. 7. A lo largo de la novela El resplandor de la hoguera de Valle Inclán la idea en torno a la guerra se modifica. ¿Qué elementos y qué voces dan cuenta de esa modificación? Analícelos y ejemplifique.
A. 8. ¿En qué capítulos y de qué forma, en la novela Gerifaltes de Antaño de Valle Inclán, aparece la relación entre violencia y estructura contrastiva que enfrenta al mundo carlista y al isabelino? Ejemplifique y analice.
A. 9. ¿De qué forma y cuáles son los elementos que, centrándose en la figura del cura Santa Cruz, acompañan el desarrollo de la concepción del héroe en la novela Gerifaltes de Antaño de Valle Inclán?


Sección B
Recuerde colocar esta hoja delante de su respuesta a esta sección en un folio separado.
Complete los siguientes datos:



Apellido y nombre del alumno Apellido y nombre del profesor de trabajos prácticos

Elija dos, y solo dos, de las siguientes consignas. En sus respuestas deberá ocuparse obligatoriamente de dos autores diferentes, a elegir entre Mariano José de Larra, Vicente Blasco Ibáñez y Pío Baroja. Es decir que no podrá elegir dos consignas referidas exclusivamente al mismo autor.
B. 1. Analice espacios y tipos sociales presentes en dos artículos de Larra (uno de ellos, “El café”). Vincule y discuta las hipótesis que presenta José Escobar a propósito de la mímesis costumbrista en “Costumbrismo entre romanticismo y realismo”.
B. 2. En un artículo de Larra publicado el 2 de marzo de 1836 en El Español, titulado “De la sátira y de los satíricos”, leemos: “Somos satíricos, porque queremos criticar abusos, porque quisiéramos contribuir con nuestras débiles fuerzas a la perfección posible de la sociedad a la que tenemos la honra de pertenecer […]. Pero siempre evitaremos cuidadosamente, como hasta aquí lo hicimos, toda cuestión personal, toda alusión impropia del decoro del escritor público y del respeto debido a los demás hombres, toda invasión en la vida privada, todo cuanto no tenga relación con el interés general”. ¿Cree que los artículos de Larra analizados dan cuenta de este propósito? Justifique su respuesta.
B. 3. Compare al trapero Custodio en La busca, de Pío Baroja con la figura de la trapera en “Modos de vivir que no dan de vivir”, de Larra. No olvide referirse a los elementos costumbristas, románticos y naturalistas que puedan observarse en la construcción de estos personajes.
B. 4. Releve los recursos de la literatura realista y naturalista en el capítulo VIII de La barraca de Vicente Blasco Ibáñez que considere pertinentes en relación con el debate realismo/naturalismo. Señale la importancia de dicho capítulo para la significación de la novela. No deje de tener en cuenta la bibliografía crítica correspondiente.
B. 5. Discuta la siguiente afirmación planteada por Arturo Fox en “Estructuras totémicas en La barraca de Blasco Ibáñez”: “Geográficamente hablando, la huerta valenciana que sirve de escenario físico a La barraca no es más que un llano aledaño a la capital, de tierras fértiles e intensivamente cultivadas. Socialmente, en cambio, constituye un islote supercodificado de prescripciones y prohibiciones que reflejan en buena medida el sistema de valores característico de una sociedad agrícola profundamente conservadora”.
B. 6. Analice la construcción significativa de tres espacios en La busca de Pío Baroja. No olvide considerar la relación entre lo topográfico y lo sociológico propuesta por C. Blanco Aguinaga (“Realismo y deformación escéptica: La lucha por la vida, según don Pío Baroja”, en Juventud del 98).
B. 7. Analice el campo semántico de la productividad económica a partir de aquellos elementos que sirvan para pensar La busca como una novela de aprendizaje. ¿Ese campo entra en relación con el político? Seleccione dos fragmentos de la obra para justificar su respuesta.

4 de octubre de 2011

Uy, medio poroto

Me saqué (nada más que) un 7 en el parcial de Norteamericana. Toy tristecita.

2 de octubre de 2011

"Cada historia contiene su monstruo"

ENTREVISTA: Toni Morrison Escritora
"Amor es una palabra gastada, pero aún nos eriza"

RAQUEL GARZÓN - Madrid - 14/05/2004




Convencida de que "la ficción nos enseña a entender mejor la vida", la narradora afroamericana, premio Nobel de Literatura 1993, ha presentado en Madrid su nueva novela, Amor (Areté), el retrato de dos mujeres que, apasionadas por el mismo hombre, han hecho del odio mutuo un arte. "Cada historia contiene un monstruo", afirma.

Sigue enseñando en la Universidad de Princeton, aunque "sólo un semestre por año, para tener más tiempo y poder escribir". Tras haber ganado el Premio Pulitzer por Beloved (1988) y el Nobel de Literatura en 1993, Toni Morrison (Chloe Anthony Wofford, en los papeles, nacida en Ohio, EE UU, en 1931, segunda de cuatro hermanos de una familia de clase trabajadora y dueña de una hipnótica melena gris peinada a lo rasta), dice que sueña "con más: más y más libros". Su nueva novela, publicada por Areté, se titula Amor, a secas. "Tuve muchas dudas al elegir el título", confesó ayer Morrison en Madrid, donde por la tarde pronunció una conferencia en el Foro Complutense titulada Escribir desde la memoria. "Amor es una palabra peligrosa, manoseada, remanida. Pero al escucharla en boca de mi editor, me ericé. Y una palabra que todavía es capaz de erizarnos quiere decir algo".


Amor narra un triángulo pasional entre Bill Cosey, dueño de un hotel de la Costa Este, lugar de encuentro de la gente negra "con dinero y ganas de divertirse" en los años cuarenta, y dos mujeres que han vivido para él odiándose entre sí: Heed y Christine. Ya ancianas, ambas se ven obligadas a convivir.

Novela coral donde a estas voces se suman las de L., vieja cocinera del hotel; Sandler, compañero de pesca de Cosey; Junior, la joven ambiciosa que llega a la casa a pedir trabajo y desempolva antiguos rencores. Amor es fiel a los temas, compromisos y preocupaciones de la autora de La canción de Salomón (1978): el poder de lo femenino, la tensión entre una comunidad y el que es percibido como diferente, la lucha de los afroamericanos por sus derechos civiles y la memoria, "algo desprestigiado en un país donde todo tiene que empezar hoy". Defensora de Clinton durante el escándalo Lewinsky ("dije que era el primer presidente negro de EE UU, porque se le humillaba como a un afroamericano"), Morrison condena a la Administración de Bush por "sectaria, estrecha y fanática", por el "desastre de Irak, sus mentiras prefabricadas y sus consecuencias". "Lo hicimos en Panamá, lo hicimos en Granada y así está el mundo".

Pregunta. Amor define en una frase inquietante su idea central: "Cada historia contiene un monstruo". ¿Cuál es el que se esconde en las vidas de sus personajes?

Respuesta. Creo que el monstruo principal es un hombre ya muerto: Bill Cosey. Lo que intento sugerir, más allá de la idealización de Heed y Christine, que lo han endiosado, es que él sólo veía a las mujeres de su familia como proveedoras. Estaba en otra parte, manteniendo un larguísimo romance con Celestial. La mujer que dice esa frase, L., enumera otros monstruos: amigos que traicionan, malas madres, padres crueles que han convertido a la joven generación que ella condena, la de Junior, en vidas perdidas, sin valentía ni sueños.

P. L. es quien abre y cierra la novela. ¿Qué valor narrativo y simbólico le asigna a ese personaje?

R. Cada capítulo aborda la relación de alguien con Bill Cosey, pero ninguno de los personajes sabe quién era él en verdad. L. es la única que realmente ha conocido a Bill y que sabe, además, los secretos de todos. En lugar de usar una voz narrativa que explicara qué significa cada gesto, imaginé a alguien que participara de la acción, pero que pudiera también mirarla desde fuera. Así nació L. Ha sido testigo de todas esas vidas y expresa en su monólogo las diferentes clases de amor que hay en el libro: apetito, lujuria, amistad trocada en odio, relaciones entre padres e hijos. Tiene una mirada amplia porque su amor no es incondicional. Juzga a la gente, pero no la traiciona ni la abandona. Digamos que es una mujer dura, aunque no te delataría a la policía...

P. Gran parte de la novela es pura evocación. ¿Qué poder asigna a la memoria en su literatura?

R. Esencial. La mayoría de mis libros son recolecciones del pasado, del sentido del pasado como un camino hacia el futuro. Todos tenemos que negociar con el pasado. En EE UU la memoria es y ha sido un gran problema. Históricamente nos hemos visto como un pueblo sin pasado. Todo empieza ahora: "Si eres inmigrante, ven a esta tierra nueva. Empieza tu vida de nuevo". Lo mismo sucede con los afroamericanos: no hay relación con África, está reprimida u oprimida. La inclinación a luchar para recuperar el pasado es muy reciente en EE UU, comenzó en los años cincuenta. Pero siempre ha sido una excepción y ésa es una falla poderosa, una honda distorsión de la vida y de la historia.

P. Algunos autores, David Lodge entre ellos, explican el éxito actual de lo autobiográfico a partir de una pérdida de autoridad de la ficción. ¿Coincide con esa lectura?

R. No, para mí las memorias también son ficción. Recordar es un proceso de selección, hay que definir los hechos, darles forma. Dos personas que han vivido lo mismo no lo recuerdan del mismo modo. Aprecio la literatura biográfica, pero no creo que la ficción haya perdido autoridad, aunque sí es cierto que la gente profesa un raro respeto hacia aquello que se presenta como vivencia. Siento, sin embargo, que las buenas novelas perduran y que la imaginación puede ser mucho más reveladora que un reality show.

P. Otra idea perturbadora de Amor: el odio puede convertirse en un arte. ¿La pasión es el motor de sus novelas?

R. Siempre imagino situaciones en las que se dirimen pasiones colosales. Básicamente, porque no me interesa la vida normal, aburrida, como es, en verdad, la mía (se ríe). En las novelas necesitas lo excepcional para encarnar el debate que quieres plantear. Imagino gente que es capaz de tener sentimientos extremadamente poderosos, aunque sólo para los libros.

P. Desde su primera novela, Ojos azules (1970), la crítica ha marcado claves de lectura de su obra: su manejo de la oralidad, su compromiso con el universo femenino y afroamericano... ¿Cuáles son para usted las señas de su estilo?

R. He conseguido algunos logros en el uso del lenguaje: la mezcla de lo coloquial y lo culto, para hacer una tercera lengua elocuente, viva, bella, que tiene gotas de realidad y de sangre. Siempre he intentado que el lector olvide que lo que tiene entre las manos es un libro. He ambicionado cierta intimidad, que la lengua lo incluya en el relato, lo tire hacia adentro. Me gusta imaginar la posibilidad de que no haya distancias entre el acto de leer y la revelación de la escritura. Creo, además, que hay un estilo propio en el modo de dosificar, de retener la información para que el rompecabezas se resuelva morosamente y el suspenso se mantenga hasta la última página.

P. Al recibir el Nobel en 1993 dijo que ese premio "cambiaba el campo de lo entendido hasta entonces como gran literatura".

R. Yo sentía que era un reconocimiento a la literatura vista hasta entonces como marginal y exótica: la escrita por mujeres y especialmente por afroamericanos como yo. Sentí que esas obras entraban en el mainstream [corriente dominante] y se institucionalizaban como competitivas. La literatura comenzaba a marchar como las mujeres y los negros estábamos marchando y eso me hizo feliz.

P. ¿Qué huellas han dejado en usted Faulkner y Virginia Woolf, citados entre sus influencias?

R. Me fascinaron por razones diferentes: Faulkner fue uno de los pocos escritores de EE UU que entendió la relación entre el pasado y el presente, incluyendo la realidad afroamericana. De Woolf me apasionaron la voz depurada y la moderna mirada femenina. Creo, sin embargo, que mis influencias mayores son la literatura africana y Flannery O'Connor, una autora que podía mirar algo y verlo tal como era, más allá de que fuera placentero o terrible, con esa intimidad arriesgada que le hacía escudriñar la desnudez del alma humana sin esconder sus miserias, pero sin ceder una pulgada de belleza. Para ella nada era depresivo u opresivo, simplemente estaba allí y había que contarlo, sin perdón ni disculpas.

Poliédricas protagonistas femeninas

La escritura como bálsamo

J. A. M. 04/04/2009




Toni Morrison vuelve a escarbar en la épica racial en su último libro, surcado por esclavitudes y orfandades. La protagonista encuentra su catarsis en la literatura

Después de Amor (2003), Toni Morrison (1931) ha tardado un largo lustro en volver al mercado, pero su regreso es Una bendición en todos los sentidos posibles: escarba de nuevo en la épica racial y en el alma de aquella legendaria América fundacional, esclavista y colonial, vuelven las emociones a flor de piel de sus poliédricas protagonistas femeninas, que hacen de su mente su verdadera habitación propia, y regresan aquellos hermosos monólogos para la supervivencia emocional, ahogados en oralidad y en poesía de bíblicas cadencias, y la atmósfera onírica y simbólica que la autora de Ohio creó en esa magistral sacudida de la conciencia que es Beloved (1988). Los monólogos tienen ahora la voz de Florens, la joven esclava negra, la mujer "con olor a clavo", como la Gabriela de Amado, que sobrevive sin la dignidad que merece en una plantación de tabaco, entre penurias, dolorosas maternidades e incertidumbres, y que un día conoce a un herrero liberto y sanador con el que aprenderá la sinrazón de la pasión amorosa. Turbada desde entonces por el amor, la peor esclavitud que pueda uno imaginar, "una enfermedad más duradera y letal" que la malaria, entiende como una bendición del cielo el encargo de su señora Rebekka, irremediablemente enferma, de acudir en busca de ese herrero en quien deposita toda esperanza. Como la joven Hester Prynnes de La letra escarlata de Hawthorne, Florens se siente condenada también a llevar cosida en la conciencia la letra que revela su pecado de esclavitud, y tiene en el bosque su espacio simbólico de madurez y de futuro, un espacio salvaje que atraviesa como si de un viaje iniciático se tratara, entre sueños verídicos de realismo mágico ("tengo un sueño que me sueña a su vez. Estoy de rodillas sobre una blanda hierba de la que surge trébol blanco", "cosas más extrañas suceden continuamente en todas partes"), enfrentándose a una naturaleza que simboliza sus propios miedos y su dependencia del amor y otros demonios, como a minha mãe, el recuerdo recurrente de la madre que la vendió o su fragilidad de mujer, "la cabeza me da vueltas debido a la confusión sobre dos cosas: el hambre de ti y el temor a perderme". Escribe Florens su ansiado y ansioso viaje a la luz de los candiles y en segunda persona, pues se dirige al herrero que la enamoró, con el tono ardiente de un desahogo emocional y la ensoñación de la fantasía, "puedes considerar lo que te cuento como una confesión, pero llena de curiosidades habituales sólo en los sueños y en esos momentos en los que el vapor de una tetera adopta la forma del perfil de un perro". Como Sierva María, la enajenada heroína de Del amor y otros demonios de García Márquez, novela con la que Una bendición comparte el barroco colonial, el amor atormentado y una perfumada prosa poética, Florens podría recitarle a su amado los versos de Garcilaso, "Cuando me paro a contemplar mi estado y a ver los pasos por do me has traído", antes de enfrentarse al dolor del desamor, cuando el herrero la rechaza por enajenada y, sic transit gloria mundi, la envía de vuelta a la plantación desde la que Florens escribirá el relato íntimo que tendrá el lector en sus manos. En la escritura encuentra su catarsis. Espléndida nouvelle de voces y tiempos cruzados, de esclavitudes y orfandades, Una bendición compite en sensibilidad con Una canción de Salomón (1977), a la vez que comparte con Beloved la capacidad de enarbolar la bandera de la mujer: "¿Por qué es ella y siempre ella el centro de las cosas?", se preguntaba ya en la novela que le valió el Pulitzer. Morrison ha puesto mucho de su talento en esta nueva novela y en la figura de Florens, la mujer que encuentra en el paraíso de la pasión el infierno del desamor, y que elige poner por escrito sus razones de amor para redimirse, porque no es nunca la escritura un mal remedio si son amores contrariados los que infligen el dolor. -

Una bedición de Toni Morrison

Nunca leí algo tan bueno. Tan potente. Tan bello.
(Quizás el "nunca" sea excesivo y si fuera razonable debería rebobinar otras lecturas, pero no tengo ganas. Sólo ganas de exaltación al terminar de leer esta novela).