Después de terminar Bajo este sol tremendo (qué fuerte, qué angustiante, qué genial) y haber picoteado embobada el Informe sobre ectoplasma animal que me hizo "recordar" (léase avivarse, permitirse, sospechar) que una puede escribir genialemnte toda cosa loca y desatada que tenga girando en la cabeza, el cuerpo y la vida, me vengo a apercibir de que tengo entre mis estantes, hace como tres o cuatro años, La comemadre, del mismo Roque Larraquy, no vela cuyo título me llamó inicialmente la atención pero había olvidado leer.
Acabo de empezarla: te mata en la primera oración, te resucita en la segunda para volverte a asesinar en la tercera y así cada párrafo y cada página de las iniciales seis o siete que leì y me hicieron salir disparada a escribir acá.
Ya hasta decidí que sobre él voy a escribir mi trabajo final del seminario y presentarlo para el Frikiloquio 3.
Autocronograma
AUTOCRONOGRAMA
2008: 23 años deseando esta carrera.
2010: Bitácora de quien estudia en Puán porque la vida es justa y (si te dejás) siempre te lleva para donde querés ir.
2011: Te amo te amo te amo, dame más: Seminarios y materias al por mayor.
2012: Crónicas de la deslumbrada:Letras es todo lo que imaginé y más.
2013: Estampas del mejor viaje porque "la carrera" ya tiene caras y cuerpos amorosos.
2014: Emprolijar los cabos sueltos de esta madeja.
2015: Pata en alto para leer y escribir todo lo acumulado.
2016: El año del Alemán obligatorio.
2017: Dicen que me tengo que recibir.
2018: El año del flamenco: parada en la pata de la última materia y bailando hacia Madrid.
2019: Licenciada licenciate y dejá de cursar mil seminarios. (No funcionó el automandato)
2020: Ya tú sabes qué ha sucedido... No voy a decir "sin palabras" sino "sin Puán".
2021: Semipresencialidad y virtualidad caliente: El regreso: Onceava temporada.
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