- 1 Mariano García leeCómo me hice monja(1993) como una novela de "iniciación escritural" y cree que(...)
1Entre las diversas formas que asume la reflexión sobre los comienzos en la obra de César Aira, las figuraciones en torno a la manera en que alguien se convierte en un escritor ocupan un lugar particularmente importante. Muchas de las historias narradas en las novelitas de Aira tienen, en efecto, como protagonistas a personajes que están escribiendo o que van a escribir su
opera prima. El procedimiento empieza a tomar forma cuando en
El volante (1992) Norma Traversini se lanza por primera vez a la redacción de un texto publicitario asumiendo el lema
Incipere non discitur después de parafrasearlo ("No se aprende a empezar [...] Se empieza") y acaba narrando una novela de aventuras. La reflexión sobre cómo se empieza vuelve a aparecer, de manera implícita, oblicua, metafórica, en
Cómo me hice monja (1993)
1, pero es en la producción airiana de los últimos diez años donde la figuración del devenir escritor pasa a un primer plano. Varamo en la novela homónima (2002), el protagonista de
El mago (2002), Perinola en
Parménides (2006) y
el protagonista autodiegético de
La vida nueva (2007) tienen algo en común : son personajes que acaban de escribir, que están escribiendo o que van a escribir por primera vez un texto literario
.
- 2 "El objeto de este relato es presentar en su despliegue natural la serie completa de hechos que fue (...)
- 3 Los papeles que sirven a Varamo para componer su obra maestra son : 1) una carta delirante con núme (...)
- 4 Este silencio es, para García, una manera de oponerse a los relatos de vida de artistas concebidos (...)
2El
incipit de
Varamo anuncia que el propósito del relato es justamente mostrar cómo alguien llegó a convertirse en escritor
2. El verbo "convertirse" se adapta particularmente al caso de Varamo, que cuando comienza el relato no es más que un "escribiente de tercera" que trabaja para el gobierno y a quien nunca se le ha ocurrido pensar que hay una incongruencia en el hecho de que los ministerios estén situados en Colón y no en la capital del país, es decir en Panamá. Su hobby es embalsamar animales pequeños e integrarlos en esculturas o maquetas, como convertir, por ejemplo, a un pez en un pianista, cosa que no logra, y no sólo porque se olvida de que un pez no tiene brazos, sino fundamentalmente porque es incapaz de embalsamarlo. Las vueltas del relato llevan al protagonista a encontrarse con tres editores piratas que le encargan el libro
Cómo embalsamar animales pequeños mutantes. Varamo se pone a escribir y en una sola noche de 1923 concluye, utilizando los papelitos que ha ido metiéndose en el bolsillo a lo largo del día
3, el
Canto del Niño Virgen, obra maestra de la poesía centro-americana. El lector de
Varamo no tendrá nunca acceso a ese poema, ni siquiera a uno solo de sus versos, lo cual le deja una única posibilidad : imaginarlo
4. La novela demuestra que los requisitos para convertirse en escritor difieren mucho de los que la opinión común presupone.
3Hans Chan (o Pedro Gregorini), protagonista de El mago, busca en vano la inspiración necesaria para crear el gran número que le permita convertirse en el mejor mago del mundo y resolver su vida desde el punto de vista económico, pero lo único que se le ocurre son ideas idiotas (hacer aparecer un elefante, o crear un aerosol que inhale lo que acaba de exhalar). El asunto no debería ser demasiado difícil, ya que él es un mago de verdad (el único en el mundo) dotado de poderes sobrenaturales infalibles. El problema es que para ser aceptada por los hombres, la magia debe parecerse a un conjunto de trucos (impresionantes tal vez, pero trucos al fin) y esto obliga al mago a inventar espectáculos verosímiles, misión casi imposible para él, que se siente paralizado por el temor de que se descubra su secreto y que vive acosado por la duda metódica acerca de todo lo que lo rodea (al punto de ser incapaz de decidir si lo que percibe a cada instante son realidades o emanaciones de su subjetividad). Consciente de que en un gremio de ilusionistas sus poderes sobrenaturales constituyen una trasgresión a las reglas del género, el mago opta finalmente por volverse escritor, pues sabe que la literatura le permitirá escribir rápido (como lo hace el propio Aira), como por arte de magia, sin que nadie le venga a pedir cuentas. Guarida para trasgresores de su estirpe, la literatura hará posibles el éxito y la paz interior.
4Varamo y El mago insisten en la facilidad del devenir escritor. En ambos casos se pone de relieve la rapidez de la escritura y en Varamo se subraya además la relación entre la escritura y la unión casual de elementos heterogéneos, de veta claramente surrealista. La mezcla de lo heterogéneo y la rapidez de la escritura son -huelga decirlo- dos rasgos fundamentales de la poética y de la producción airianas.
5Parménides es la novela que más explícitamente lleva a la ficción cuestiones relacionadas con la puesta en marcha del proceso de escritura, en particular la angustia ante la página en blanco y la posibilidad de superarla a partir de un método aleatorio de composición, método que en muchos sentidos repite ciertas declaraciones de Aira acerca de su propia manera de escribir. Parménides cuenta la historia de un prominente jerarca griego que "quería tener un libro firmado por él" ("porque sí", "porque estaba de moda, porque era lo único que le faltaba para terminar de dorar su prestigio"). El jerarca recurre a los servicios de un escritor relativamente joven, Perinola (quien en realidad más que un escritor, es una "promesa", puesto que hasta el momento no ha publicado nada). Parménides, que había intentado primero ponerse en contacto con Zenón (quien, desmintiendo el orden alfabético, era "el primero de su lista") y no lo había logrado porque Zenón estaba de viaje (lo cual, dicho sea entre paréntesis, no deja de tener gracia si se tiene en cuenta que Zenón ha quedado en la historia de la filosofía como aquel que niega el movimiento y el espacio), encarga a Perinola la escritura de un texto "obre la naturaleza" y durante años le paga puntualmente un sueldo sin demostrar ninguna prisa respecto de la terminación del proyecto. Parménides no le da Perinola más precisiones que algunas respuestas que a éste le parecen "superficiales, inconexas, vacuas" (35) :
...quería que los asuntos fueran procediendo encadenados, no sueltos y fragmentarios como lo hacían otros tratadistas ; quería que hubiera una lógica que llevara de un tema a otro, y que las transiciones se hicieran insensiblemente... [...] Había que ir de mayor a menor, de los temas más incluyentes a los más incluidos, de lo visible a lo invisible, de lo fácil a lo difícil... O viceversa. En realidad el orden general no importaba en tanto el particular estuviera bien pensado. [...] ¿Con cuál [asunto] empezar ? Con cualquiera. Todo en el mundo y en el tiempo podía ser un buen punto de partida, porque las cadenas de causas y efectos empezaban y terminaban en todas partes. [...] Lo quería conciso, sin alargamientos innecesarios, sin repeticiones (salvo cuando fueran necesarias), interesante, sin énfasis, liviano (aunque no al punto de la frivolidad), serio sin acartonamiento, natural, convincente sin chicanas retóricas. (Parménides, 28-30)
6El "prominente jerarca" de Elea es, según Perinola, un hombre de "charla hueca", "opiniones estereotipadas", muy seguro de sí mismo y satisfecho con su vida. Su pensamiento es "inmune a la realidad" (67). Este último detalle se adapta perfectamente a la prédica filosófica de Parménides tal como nos la ha transmitido la historia de la filosofía.
- 5 Los fragmentos 10 y 11 de la "Vía de la doxa" del Poema del serde Parménides tratan, en efecto, de (...)
7Responsable y preocupado por cumplir con el trabajo por el cual Parménides lo remunera, Perinola se sienta a escribir en dos oportunidades, una al tercero o cuarto día de haber conocido a su empleador (capítulo 3) y la otra al cabo de muchos años de relación (capítulo 8), justo antes del accidente que acaba con su vida (y con la novela). El resultado del primer trabajo de escritura es, según el narrador (que asume en la mayor parte del relato el punto de vista de Perinola), un encadenamiento de "frases hechas y obviedades" sobre el universo, los cuerpos celestes, la Tierra, los objetos, los seres vivos, lo masculino y lo femenino. Aunque en un primer momento Perinola tiene "la insólita sospecha" de haber "escrito algo bueno sin querer" (45-6), finalmente califica a esos versos de "bazofia" (74). La temática y la cita de una serie de imágenes del poema durante su composición muestran que lo que Perinola escribe corresponde a los versos conservados de la segunda parte del poema del filósofo presocrático, la que se titula "Vía de la doxa" y está construida a partir de la enumeración de una serie de creencias sobre temas muy generales
5. Perinola ha comenzado (y seguirá) escribiendo a contrapelo, ya que no comienza por el prólogo ni por la primera parte del poema, sino por la segunda.
8El segundo momento de escritura del escritor a sueldo da por resultado los versos incluidos en la "Vía de la verdad", que es la primera parte (la más citada) del poema de Parménides. Son versos que tratan la cuestión del ser, presentan la imagen metafórica de la esfera inmóvil, postulan la inexistencia del espacio y el tiempo y plasman la célebre fórmula "el ser es y el no ser no es". En este caso es "la mecánica de la esfera (de lo abstracto)" la que da a Perinola la clave para una escritura vertiginosa, la que le hace vislumbrar que se acerca al final y le permite formular una más de las paradójicas afirmaciones que caracterizan la poética airiana :
A partir de ahí empezó a apurarse. Ya no quería más que terminar lo que había empezado, para poder empezar de verdad. Terminar con el simulacro. Al menos tenía la seguridad de que podía terminarlo. La velocidad que llevaba se lo estaba garantizando. (Parménides 102, énfasis mío)
9Terminar es empezar, porque Perinola podrá ponerse a escribir su propia obra cuando complete la de Parménides. Terminar es empezar porque las líneas de sentido empiezan a tejer su trama cuando el proceso de escritura se completa.
10La segunda vez que Perinola se sienta a escribir, el pliegue del texto sobre sí mismo se hace más evidente : en el principio (de la escritura y en el principio tout court) hay "una superficie vacía [...] sin límites visibles" (96). La mise en abîme es obvia : esa superficie está tan vacía como la mente de Perinola o como la hoja de papel cuando un escritor comienza. Escribiendo "cualquier cosa, sin pensar, unas palabras al azar" y cambiándolas luego de ubicación, sin intención precisa (94-95), Perinola se da cuenta de que ha construido, por casualidad, un verso (recordemos que Parménides compuso su poema filosófico en hexámetros). A partir de allí todo se encadena. Perinola comprende que vuelve a suceder lo de siempre : "del más pequeño agujero de la imaginación podían salir figuras y palabras sin fin, una riqueza innumerable por la que no había más que dejarse llevar" (97). El hallazgo casual de la imagen de la "esfera" guía a Perinola en el proceso de escritura con que culmina su obra (y la de Parménides, y la novela de Aira), un proceso que avanza a contramano : "no había terminado de escribir un verso que ya sabía cuál era el anterior..." (101).
- 6 A modo de ejemplo citamos parcialmente la traducción de José Gaos de los fragmentos 5 a 8 de la "Ví (...)
11"Esfera" es la palabra con la cual Perinola reemplaza "superficie". Al hacerlo, el escritor a sueldo descubre que al dejar intacto el contexto, la "esfera", se vuelve "extraña, novedosa, bastante inasible, y por lo tanto un buen objeto literario" (99). De allí surgen todas las otras ideas del poema, en las que el lector puede percibir los ecos de las enseñanzas del filósofo presocrático : la esfera "no ‘iba’ sino que ‘estaba’" (99), "no se movía" (100), representaba "la inmóvil homogeneidad en la que se efectuaba el Gran Equilibrio", "no era divisible ni siquiera con la hoja afilada del cuchillo del análisis teórico" y anulaba los conceptos de espacio y tiempo, algo que a Perinola "no le pareció muy convincente, pero sonaba bien" (103). Por "un juego de palabras, excesivamente obvio pero, por ese mismo exceso, sumamente eficaz", Perinola llega al meollo : "lo que es, es, y lo que no es, no es" (pilar de la doctrina del filósofo presocrático tal como a llegado a nosotros). El razonamiento le causa mucha gracia al escritor a sueldo ("...lo que es, es, y lo que no es, no es. [...] ¡Lo que no es, no es ! ¿A quién se le pudo ocurrir que lo que no es sí es ? ¡Absurdo ! Se reía al escribirlo...", 103) y de allí surgen los corolarios : "si uno pensaba algo, ese algo ‘era’", el ser es un continuo pleno, sin intersticios, y así siguiendo. Perinola sólo se detiene cuando "las palabras se le empezaron a mezclar en la cabeza y él mismo dejó de entender lo que escribía" (104). La mayor parte de las expresiones que describen al ser en el
Parménides airiano corresponden a posibles traducciones al español de los hexámetros conservados del Parménides griego, versos en los que abundan las expresiones oscuras que permiten efectivamente imaginar que quien las escribió haya podido en algún momento perder el hilo de su propio razonamiento
6.
12Llegado el momento de "redondear" (y el narrador agrega entre paréntesis su nota de humor : "nunca mejor usada la metáfora"), Perinola agrega una cantidad de versos aproximadamente equivalente a los ya escritos y los dispone simétricamente respecto de lo que considera el centro, pero "como no había nada más que decir, repitió la deducción anterior, con otras palabras" (104). Completada la nueva serie de hexámetros, Perinola cree que ha terminado, pero prefiere fingir que todavía tiene trabajo y mentirle a su mujer para no verse obligado a asistir a una reunión familiar. A decir verdad, finalmente no hay mentira, puesto que Perinola escribirá algunos versos más :
En efecto, al sentarse a simular que seguía trabajando, se puso a leer, y cuando lo hubo leído todo advirtió que faltaba algo. Ese disparatado cuento del "ser" y el "no ser", en razón de su clima exasperadamente abstracto, no funcionaba como tema, sino como prólogo a un tema ; para darle sustancia había que ponerle a su vez un prólogo que funcionara como tema. (Parménides 107)
- 7 He aquí el comienzo del proemio del poema de Parménides, en traducción de José Gaos : "Las yeguas q(...)
13De ese último proceso surgen treinta y dos versos en los que Perinola despliega la "riqueza abigarrada de figuras y avatares" que había intuido y reprimido durante la escritura de las imágenes sugeridas por la "esfera" (100-101). Así surge un grupo de "veloces yeguas" que llevan al lector "a ver a una indefinida Diosa de la sabiduría" que es la que anunciará "las grandes verdades... del conocimiento". La referencia a los treinta y dos versos que efectivamente se conservan del Proemio del poema de Parménides es, esta vez también, muy clara
7.
- 8 En una entrevista de 2005, dos investigadores estadounidenses (Craig Epplin y Phillip Penix-Tadsen) (...)
14Los ecos de la poética airiana se dejan oír desde el principio de la novela : se perciben en el pedido de Parménides a Perinola de que escriba "cualquier cosa"
8, en el hallazgo de la idea de "una historia que no fuera historia" para poder enlazar los elementos totalmente heterogéneos de una simple enumeración (41), en el papel del procedimiento en la creación (ya que son los hexámetros los que van decidiendo los contenidos que entran o no en el poema, 42) y en la posibilidad de que lo bueno salga por casualidad (44-45) o de que surja el sentido por sí solo a partir de elementos inconexos :
...al escribir que en la oscuridad siempre hay algo de luz y no al revés [...] en aquella noche que retrocedía en el tiempo, lo había puesto porque sí, por completar un verso, por gusto del absurdo. Y sin embargo el sentido venía. No era la primera vez que le pasaba. Le pasó con casi todo lo que había escrito aquella vez. Era como si, dado el tiempo suficiente, los hechos de la vida pudieran crear el sentido de cualquier combinación de palabras (Parménides 69).
- 9 Sobre la reescritura airiana de la metáfora del "cuento disparatado" (lo que Shakespeare al final d(...)
15La opinión de Perinola acerca de lo que ha escrito tiene innegables ecos shakespearianos y faulknerianos : la historia del "ser" y del "no ser" es para él un "cuento disparatado" (107)
9. Cabe pensar por otra parte que el juego con los opuestos (ser / no ser) no puede sino atraer a un escritor como Aira, afecto a las paradojas, como la que cierra justamente uno de los razonamientos de Perinola :
En realidad, escribir y no escribir se parecían mucho, ésa era la lección que le había dejado su colaboración con Parménides. Durante toda su juventud Perinola había escrito, había escrito mucho, y no le había servido de nada. Desde que empezaron a pagarle por escribir, no había escrito nada (no por culpa suya) y había ganado plata, había ganado un amigo, su vida se había transformado para bien, con todos los beneficios que antes esperaba de la escritura. En cierto modo, no hacerlo era hacerlo de verdad, en la realidad. La explicación de esta paradoja debía estar en el estatuto ambiguo de la literatura respecto del mundo real. (Parménides 97).
- 10 Puede leerse esto como una reescritura del razonamiento de Borges en "La fruición literaria" (ensay (...)
16En síntesis : en el
Parménides airiano el encadenamiento aleatorio inherente a la conservación fragmentaria del poema del filósofo presocrático es reemplazado por otro encadenamiento aleatorio imaginado (el de la urgencia de Perinola por respetar las vagas consignas de su empleador escribiendo "cualquier cosa" y según un método de composición
ad hoc, el que Perinola -haciendo honor a su nombre- pone en práctica cuando se deja llevar por el azar y por las exigencias métricas). El texto fundador de la metafísica occidental se convierte así en un juego disparatado surgido de la pluma de un escritor a sueldo, un juego en el que la pura "redundancia reemplaza [...] a la significación" (100) y en el que Aira pone en escena el carácter arbitrario de todo sentido y el inevitable malentendido en el que acaba todo mensaje en un lapso de tiempo más o menos prolongado
10. Convengamos que el dispositivo airiano es aquí, como en las instrucciones que Parménides le da a Perinola, "interesante, sin énfasis, liviano (aunque no al punto de la frivolidad), serio sin acartonamiento, natural, convincente sin chicanas retóricas" (30).
- 11 En Las aventuras de Barbaverde (2008) Aldo Sabor también inicia una "vida nueva" en la que, como en (...)
- 12 Sobre las connotaciones del sintagma "vida nueva" en relación con la idea de comienzo, cf. R. Barth (...)
17Si
Parménides figura el nacimiento de la escritura,
La vida nueva gira en cambio en torno a la publicación de un texto ya escrito, es decir que no se interesa en la génesis sino en la edición de una
opera prima, que es otra forma de comienzo, puesto que es lo que hace que alguien sea efectivamente reconocido como un "escritor »
11. El título retoma el de
La vita nuova de Dante, donde el adjetivo "nueva" se justifica de varias maneras : porque es la primera obra de Dante, porque marca un cambio, una ruptura, el comienzo de algo nuevo (en Dante el comienzo de esa etapa radicalmente nueva nace de su amor por Beatriz) y porque además, leído en la diacronía, es el primer texto autobiográfico de la literatura europea en lengua vulgar
12.
18En la La vida nueva de Aira se trata justamente de narrar la publicación de la primera novela de un escritor. El texto es ante todo un homenaje a Horacio Achával, traductor, editor, director de colecciones en la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba) y en el Centro Editor de América Latina, creador de lo que el narrador homodiegético denomina una "editorial personal" que acepta publicar su primera novela. El juego autobiográfico es evidente : esa primera novela es Moreira, que la editorial "Achával solo" publicó en 1975, aunque en ninguna página de La vida nuevase mencionen ni su título ni su argumento y sólo se hable de Moreira de manera oblicua (se hace alusión a su "irreverencia", 11, y más tarde a su vigencia como "un arma de grueso calibre contra el cinismo rampante del posmodernismo", 50). El narrador cuenta que hubo una primera editorial (dedicada "por imperio de los gustos y la demanda de la época" a cuestiones relacionadas con "política, sociología, psicoanálisis y estructuralismo", 10) que rechazó el texto temiendo que el punto de vista del narrador respecto de esas materias, "un tanto frívolo e irresponsable" (11), molestara o desconcertara a los lectores. En boca de Achával aparece una crítica a la uniformidad de pensamiento propia de los años 70 y el narrador subraya la confianza del editor :
[Achával], aun siendo un hombre de larga militancia izquierdista y gran compromiso político y social, supo apreciar el soplo fresco de irreverencia que representaba lo mío y que no era otra cosa, según él que la libertad intrínseca de la literatura, antídoto necesario a la seriedad o solemne empaque, ya francamente estalinista, que estaban tomando las ciencias sociales. (La vida nueva 11)
19El primer plazo dado por el editor es de tres meses, pero el escritor deja pasar seis antes de manifestarse. El segundo plazo es de un mes, pero ahora el escritor deja pasar un año. Los inconvenientes se multiplican de manera imprevisible y el editor impone un tercer plazo, de quince días, que el escritor tampoco respeta, ya que deja pasar dos años antes de volver a hacer un llamado telefónico. Los plazos se hacen cada vez más breves y el tiempo que deja pasar el escritor cada vez más largo : cuando el editor le pide que vuelva a comunicarse en una semana, el escritor deja pasar cuatro años ; cuando el editor le da un plazo de dos días, el escritor deja pasar seis o siete años y cuando finalmente el plazo se reduce a una hora, el escritor deja pasar diez años. La "novelita" finalmente no se publica, es decir que nunca llega a existir ("al no publicarse no llegó a adquirir esa realidad de la que me hablaba Achával", 71) y a su autor se le va borrando todo lo que tiene que ver con ella. En realidad lo que se le olvida es lo que él era cuando la escribía. Se ha convertido en un hombre exitoso, ha ganado fama y dinero y luego ha decidido retirarse, lo que le da tiempo para pensar en aquel mundo de la literatura. Lo imagina "un poco sórdido, un mundo alternativo donde iban a parar los fracasados del mundo real" (76). Capturado por el presente, por sus valores y por sus modales, el narrador conserva sin embargo el recuerdo (en cierto sentido el olvido) de Achával, símbolo de lo que nunca fue y de lo que nunca será. Leemos al final del excipit :
No me llegó la noticia de su muerte, y yo preferí no averiguar. De algún modo extraño, lo sentía vivo, un fantasma amable, protector, presidiendo mi juventud, o la juventud del escritor que no había sido, un mojón que marcaba el comienzo de mi vieja vida nueva. (La vida nueva 77)
20El oxímoron final subraya la transformación de la novela en lo contrario de lo que prometía al comienzo : La vida nueva resulta ser ya no el relato de cómo alguien se convierte en escritor sino todo lo contrario, el relato cómo alguien nunca llega a serlo, lo cual, considerando el hecho de que La vida nueva existe, tal vez sea, en definitiva, más o menos lo mismo.
- 13 Ficciones que tienen lugar en la pampa sonMoreira (1975), Ema la cautiva (1981), El vestido rosa ( (...)
21Las figuraciones de la escritura de una
opera prima constituyen una de las modalidades de la reflexión sobre la cuestión del comienzo en la obra de César Aira, pero esta misma reflexión se declina de muchas otras formas en la producción del escritor argentino. El diálogo con los textos fundadores de la literatura argentina (los de Esteban Echeverría, Domingo Sarmiento, Eduardo Gutiérrez y Lucio Mansilla, entre otros), sobre todo en las novelas del ciclo pampeano
13, los planteos sobre el comienzo de la ficción en
El vestido rosa (1984), la interrogación sobre el comienzo de la escritura del
Diario de la hepatitis (1993) -obra en la que las reflexiones del primer viernes está dedicadas a la cuestión del comienzo
tout court-, el diálogo con el
Génesis bíblico en
El congreso de literatura (1997) -en las páginas que evocan el estreno de la obra
En la corte de adán y Eva, compuesta por el narrador / sabio loco que espera clonar a Carlos Fuentes- y la reflexión sobre los taumatropos y los orígenes del arte en el primero de los epílogos de
Fragmento de un diario en los Alpes (2002) son ejemplos de la importancia que esta pregunta por los comienzos tiene en una obra que nunca deja de interrogarse a sí misma y que, al hacerlo, nunca deja de interrogar a sus lectores.