Bueno, bueno, bueno. Hoy es el día que asumí que me voy en un mes al Congreso de Cervantistas en Madrid y tengo que escribir mi ponencia. Ya tenemos pasajes, entradas para la Alhambra y la Sagrada Familia, reservas de hostel para siete noches en Madrid, dos en Sevilla, dos en Granada y cuatro en Barcelona, pasaporte, tarjetas gold, valijas compradas, beca asignada y a cobrar allá, organización de trabajo y familia para partir, talleres musicales entre paréntesis hasta la vuelta porque quiero concentrar energías en el viaje, pisos limpios después de la semana de lluvia, almuerzo de domingo rematado con licor de durazno, hijes, nieta y nueri venides ayer a casa, gatos y perros con necesidades cubiertas, soretes juntados, Rafa operado y aquietado, materia del primer cuatri firmada, horarios de segundo cuatri sin nada que me desespere cursar por primera vez en diez años, sueldo docente depositado antes de fin de mes por la caca de gobierno que quiere evitar paros pero paro nacional igual lunes y martes. ¿Qué más se puede pedir?
Vamos a Los trabajos de Persiles y Sigismunda y su episodio de la dama voladora.
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