La paradoja de
llamar Lugar a esta “desterritorialización” de un universo narrativo tan anclado en la
“zona” construida a lo largo de la totalidad de los textos estaría indicando, nuevamente,
otro de los puntos de giro que introducen los libros de cuentos en su narrativa. El
“lugar”, sobre el que han reflexionado prácticamente todos los críticos de la obra, sería
en verdad un lugar sin límites, un lugar que está en todas partes y en ninguna, y que en
definitiva excede lo referencial y aún lo ficcional: algo que pertenece al orden de lo que
la escritura construye. Habría que convenir, en consecuencia, que con esa paradoja se
confirmaría el principio de variación sobre un fondo invariable en el que se conjugan
una mirada, un mundo y un estilo que hemos aprendido a reconocer como el “lugar” que
designa la unidad del proyecto de Saer.
Gramuglio
http://www.celarg.org/int/arch_publi/gramuglio_acta.pdf
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