Un par de clases hasta acoplar su pedagogía áulica a mi admiración con otros orígenes. Ya está, ya sucumbí al encanto, a la originalidad, al capricho de la exposición erudita y de la otra, a las referencias más variadas. Tan maquínico como la vida misma, un dispositivo que estamos retroalimentando.
¡Qué bien!
ResponderEliminarEspero relatos más detallados...
Beso