22 de febrero de 2013

No sé si voy a poder con Benet

(Benditos sean los que dicen que no lo entienden)


"Los carros que se acercaban, hundidos hasta los ejes, cargados de cal en lugar de paja; en las calles desiertas los ayes y los gritos intramuros de las abuelas abandonadas que en los lechos polvorientos trataban de resucitar los dolores del parto; la imagen vacilante, fosforescente y cenicienta del marido, envuelta en el aura de la mañana con un rictus siniestro y una sonrisa macabra al abrir a sacudidas la puerta y, con un gesto de espanto, rasgar su camisa para mostrar las terribles heridas y el agujero negro en el centro del pulmón, que todos los años volvía a visitarla en la fecha de su aniversario para desaparecer momentos antes de que el viento introdujera por la puerta abierta el testimonio de su muerte: una pelota formada por papeles de periódicos atrasados que el viento deshacía en el umbral de la casa para dejar en el suelo la esquela arrugada publicada por un diario de provincias, unos días antes de su marcha."

Juan Benet. Volverás a Región.

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