Cansado está de oírme el claro río;
el valle y soto tengo importunados ,
y están de oír mis quejas, ¡oh amor mío! ,
alisos, hayas, olmos ya cansados.
Invierno, primavera, otoño, estío
con lágrimas regando estos collados
estoy a causa tuya, ¡oh cruda fiera!
¿No habría en esa boca un no siquiera?
Jorge de Montemayor. Libro II de La Diana
No hay comentarios:
Publicar un comentario