No hagamos caso del post anterior que solamente es parte de mi autoparodia, mi manía de leer todo desde el desvío de género.
Lo de hoy fue apoteósico, ni nosotros mismos nos habíamos dado cuenta del nivel de coherencia que alcanzaron nuestras cuatro exposiciones. A medida que hablaban Ariel, Celia, Tomás, yo iba escuchando cómo la lectura de "La fuerza de la sangre" se redondeaba. Un placer andar con esta gente.
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