No les voy a decir cuál es porque mis impresiones son decididamente insultantes hacia el autor y porque, espero, durante la clase de la semana que viene en la que alguien exponga este tema, me convenzan de cuánto me equivoco. Acabo de leer una reseña de Bogado sobre el libro de Topuzián sobre el autor (ahora se los copio) y realmente me pregunto cuánto de mi desagrado lector está en conocer quién firma el libro, particularmente, o, en forma más general, en que esa firma pertenezca a un sujeto varón. Se me mezclan de igual modo prejuicios (¿o juicios?) sobre su edad, su clase, su profesión, la forma de sus manos y su tono de voz.
Todo esto, ¿me impide leer la novela? ¿Me impide leerla bien? ¿Me impide leerla desde la crítica de género como demanda mi seminario? O, al contrario, ¿me posibilita lecturas más productivas? La cosa es que la historia me parece interesante pero odio el modo en que están construidos los personajes, odio la voz del narrador, odio su derecho a hablar de ella, la protagonista, y de sus bombachas, odio que se justifique todo el tiempo al narrar, me parece que no tiene derecho, que no sabe nada, que es un pajero. Anoche, en el tren, volviendo de la facu, indignada por el modo de nombrar genitales propios y ajenos (la pija es verga o pájaro, no hay concha ni vulva ni ano sino "dos agujeros") anoté detrás del libro mi nuevo género literario: literatura depa-jero: literatura escrita por pajeros para pajeros, de esos que te quieren demostrar que la tienen grande o que la tienen chiquita pero juguetona y te va a gustar más que la grande o que pueden comprenderte tanto que los vas a amar aunque no se les pare (modelo Arjona disertando sobre menstruación). ¿O será también, este género, para esposas de pajeros, lectoras no pajeras, que jamás se pajean, pero responden al modelo hombre que me comprende y habla por mí?
Yo no soy tu lectora, novela, en fin.
La terminé no más. Y más odio. Ya hablé de ella en el seminario de género y hoy también en el de escritura. Nadie me convence, sigo odiando. Gente que respeto dice que le gustó. Trato de encontrarle motivos a mi odio. El final es espantoso: a él no le pasa nada, deja a su amiga y a su narración como si nada: otra vez la que puso el cuerpo ha sido ella. Me dicen que lo que les gusta es la problematización del rol del escritor, que lo mejor de la novela es la voz del narrador. Y eso es, exactamente, lo que más odio me da: No tiene derecho, no tenés derecho!!!! , me sale todo el tiempo. Y pienso en la traición... debe ser eso... me molesta mucho la traición, la postura de "soy tu amigo, soy igual a vos, cuento tu historia, escribo para vos, pero vos sos la que pone el lomo, la que actúa, la que se juega algo en todo esto, yo simplemente miro, me pajeo, ni siquiera te cojo, hago alguito y me doy vuelta y te pasa eso... y te dejo, me voy, no sé qué te pasó, no lo averiguo, así no tengo que contarlo... no sé, sólo soy un pobre escritor...". Traidor.
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