Pero si bien no puede existir sin ellos [los condicionamientos histórico-sociales], la validez de una obra de arte no depende de esos fenómenos. Y yo diría que esa validez aumenta cuando la obra de arte es capaz de afirmar en mayor grado su independencia de ellos. (…) Al decir que la forma cobra mayor validez cuanto más se libera de sus condicionamientos sociales, quiero decir también que la búsqueda del artista en el interior de su lenguaje implica una toma gradual de distancia y un extrañamiento respecto de la generalidad realista… De ese extrañamiento depende su liberación: de ver los condicionamientos como irreales, o más bien como usurpando provisoriamente una cierta concepción de la realidad que el sentido inminente vendrá a instalar.
Juan José Saer: “La novela y la crítica sociológica”, en El concepto de ficción, Buenos Aires, Ariel, 1997; pp. 236-237
“la conciencia de su insignificancia y de su fugacidad modifica entonces nuestra conciencia del mundo” p. 238
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