La ficción, desde sus orígenes, ha sabido emanciparse de esas cadenas. Pero que nadie se confunda: no se escriben
ficciones para eludir, por inmadurez o irresponsabilidad, los rigores que exige el tratamiento de la “verdad”, sino
justamente para poner en evidencia el carácter complejo de la situación, carácter complejo del que el tratamiento
limitado a lo verificable implica una reducción abusiva y un empobrecimiento. Al dar un salto hacia lo inverificable, la ficción multiplica al infinito las posibilidades de tratamiento.
Juan José Saer: “El concepto de ficción”, en El concepto de ficción, ed. cit-; pp. 11-
12.
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