Los únicos números que conformaron la revista Lucanor aparecieron entre julio de 1986 y abril de 1987. Por cuestiones presupuestarias, la vida breve de esta publicación se circunscribió a tres números cuya edición y selección de textos estuvo a cargo de Juan José Delaney y Fernando Sorrentino. La revista reunía, además de cuentos, trabajos críticos, entrevistas y ficheros bibliográficos sobre narradores argentinos. El proyecto editorial partía de la narrativa nacional de fines del siglo XIX en adelante. Leídos a la distancia, tanto cuentos como artículos críticos. hay textos que no pierden vigencia y siguen siendo actuales, incluso después de pasados tantos años. Destaco el ensayo sobre la consolidación y evolución del cuento policial argentino, el análisis de la obra de Emma de la Barra (número 1), el trabajo sobre la lengua en las novelas de Cambaceres, la aproximación a la obra de Mujica Laínez (número 2), y los estudios sobre Hugo Wast o Benito Lynch (número 3). También valen la pena las entrevistas a Anderson Imbert y a Abelardo Castillo.
Pero en el número 1 de Lucanor publican “Los amigos” de Marco Denevi. En este cuento, la clara referencia histórica a partir del nombre de uno de los protagonistas (Facundo Yaco) revisa la dicotomía civilización - barbarie centrándola en un escenario ambigüo y taura. La relación de Yaco con Quique Antueno es un amasijo de masculinidades puestas en duda, donde la atracción entre compañeros los arrastra a medirse en una pelea que es casi un encuentro sexual de varones. Finalmente la muerte de la hembra y el suicidio del macho completan el gesto de entrega amorosa exigida por la sociedad para que la virilidad permanezca intacta.
Esta joyita me hizo volver al autor de “Rosaura a las diez”. Denevi es un gran olvidado de la literatura argentina y uno de mis escritores favoritos. "Ceremonia secreta" es de las mejores novelas que leí en mi vida. Sus tramas giran casi siempre sobre lo mismo: el aprovechamiento del otro. La viveza criolla, la camaradería en banda, la necesidad pícara y ventajera, agrupan en sus textos a personajes que esperan dar el batacazo que los salve. Curiosamente los aprovechados de Denevi no buscan sino que encuentran, se topan con sus víctimas y, una vez consumado el enfrentamiento, los roles se invierten y el mutuo abuso comienza. Excelente cuentista, de Denevi admiro el uso del adjetivo, las historias redondas, su humor negro, la irónica visión de una Buenos Aires decadente, el retrato patético de la condición humana y esa poética cruzada por la historia nacional, el costumbrismo de fin de siglo y la teatralidad más grotesca.
Ahora que las revistas literarias son puro pasado, los números de Lucanor que están en la biblioteca de ASDE nos transportan a los años en que la literatura tenía otros gestos y otras velocidades. Hermoso encuentro.
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