13 de abril de 2022

Monstruos feos por fuera y bellos por dentro: La tiró Vila en el seminario

 Los silenos, como es sabido, son estatuillas ahuecadas, de aspecto horrible, repugnante y despreciable, en cuyo interior están repletas de gemas, de joyas exóticas y preciosas.

Sileno

Sileno

El anciano Sileno formaba parte del séqui­to de Dioniso. Sileno, hijo de Pan o Hermes y de una ninfa, era una criatura corpulenta, pero con nariz muy pequeña y ancha. A veces se le representaba con cola u orejas de caballo, montando en un burro o sobre los hombros de un grupo de sáti­ros que le ayudan en una de sus habituales borracheras.

A pesar de su amor por la bebida, Sileno era una figura sabia que incluso podía predecir el futuro. Había sido tutor y maestro del joven Dioniso. En Frigia quedó separado del resto del séquito del dios del vino. Entonces unos campesinos frigios lo encontraron y lo llevaron ante el rey Midas, que lo acogió calurosamente, le ofreció su hospitalidad y puso a su dispo­sición su bodega. Después regresó con Dioniso que recompensó a Midas de una manera un tanto desafortunada para el propio soberano (ver Midas).

Sileno tuvo muchos hijos con diversas ninfas, aunque se trataba de un personaje de avanzada edad. Los silenos se parecían a su padre y tenían el comportamiento có­mico y sensual de los sátiros, apareciendo muy a menudo en las sátiras de los escritores griegos, esas farsas que cerraban la trilogía de tragedias serias (ver Dioniso y Sátiro).



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