Ya no había temas para exponer en mi seminario sobre la Guerra Guazú y de repente me escribe la profe para decirme que se liberó Burton. ¿El actor? No, el poeta, el viajero, traductor de Las mil y una noches en as que vivo hace dos años, el que ya me he cruzado en Ojos imperiales, el vehemente, desbordado.
‘La casida’, de Richard Francis Burton (1821 – 1890)
¿Dónde estaba entonces la eterna ley natural
Que Dios grabara en el corazón humano?
Mirad su jeta simiesca y confesad que ser tal
Desempeñar no podría más elevado papel.
Mas con el transcurso de los siglos aprendió
Del castor, del mono y de la hormiga a construir
Refugios para el macho, la hembra y la camada
De la tempestad y del ardor que herían y mataban.
Y por fin el fuego, cuando un trozo de piedra
Arrojada en la llama que alumbraba su guarida
En mena brillante se tornó e hizo
Del señor de las bestias el señor de los hombres.
El sentido moral, vuestra frase zahdiesca,
No es sino conquista de años muy recientes;
La conciencia nació al despojarse el hombre
Del rabo, piel peluda y orejas puntiagudas.
Aquel dicho que asegura que viajar es decir un adiós continuo se ajusta como un guante a la naturaleza excesiva de Richard F. Burton, reflejada en su ansia enfermiza de conocimiento, incompatible con el más leve amago de sedentarismo. “El hombre necesita vagar y ha de hacerlo o morirá”, solía proclamar este heterodoxo victoriano, ahíto de experiencias sublimes, lo mismo daba que fueran lingüísticas, librescas, viajeras o sensuales.
Debió de ser un tipo orgulloso Burton. Jamás llegó a admitir la autoría de ese intento de “síntesis del racionalismo occidental y el misticismo oriental”, como dice María Condor, que fue su largo poema La Casida. Rebosante de erudición, sufismo y cientifismo, sus versos son impúdicamente vehementes, incluso cuando aciertan a dar un consejo: “¡Tú, átomo que dura un solo instante, deja ya de tenerte por un todo global!”.
NOTA UNO: He seleccionado un breve fragmento del poema, en concreto las primeras estrofas del Libro V, que aproximadamente presentan un sentido unificado, en este caso relacionado con la Evolución humana. Un tema muy debatido en tiempos de Burton y sobre el que, como era de esperar, éste no se privó de dar su opinión.
NOTA DOS: Traducción de María Condor para la editorial Hiperión.
IMAGEN: histomatem.files.wordpress.com
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