Me tocó Saer, que me encanta, pero iba con el complejo de que sólo leí dos de sus novelas, algunos cuentos y sus poemas. En el programa entraba solamente Nadie, nada, nunca y... ¡Me lo olvidé en casa!!!! Con todas mis anotaciones allí. ¿Sabés lo que era yo culo para arriba revolviendo la valija con rueditas que me llevé y que no esté? Me quería tirar por la ventana. La remé: crítica, mucha crítica, amor a su poesía, impresiones de lectura. Me hicieron una pregunta de argumento que no supe responder. Y claro... María bolú, me dicen.
Mis premios: 2 Saer (porque la profe me remarcó que tendría que haber leído sus otras novelas) y 3 Puig.
Me tomó Manchini, una profe que me había encantado de un seminario que no pude terminar hace dos veranos porque entré en pánico con la tragedia de Once y no me quise subir más al tren a las 7 de la mañana.
Acá está mi puto Nadie, nada, nunca. Y todas las genialidades que había anotado en sus páginas en blanco del inicio, y en sus márgenes y bué.
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