Ya fuimos y volvimos. Parecía tan lejano, tan imposible, tan arriesgado este viajar en mayo después de haber ida en octubre y volver tan pronto...
Pero fuimos no más, y antes tuvimos meses de leer resúmenes y armar mesas como colaboradoras Celia y yo que fuimos las primeras bonaerenses de la Uba que cayeron en el 2014 a hacer amiguites a la UNJU.
Siempre un placer ver cómo hacen congresos en el Norte sin tanto cartón y palo en el culo y con caja coplera y vino y poetas por todos lados. Siempre un placer saber que los cerros siguen de mil colores y que toda la locura aurbanocéntrica es pedorrada de Baires y alrededores nomá.
(Te pongo las fotos académicas, las otras ya sabés que están en el blog de las madrugadas de lunes)
27 de mayo de 2017
Leyendo a Montale
Hoy hablamos de Montale que hace referencias directas al Infierno de Dante en sus poemas: cosas tan locas como usar los nombres de los mismos árboles que aparecen en uno de los círculos dantescos. Y yo habiendo leído solamente el primer tomo de La divina comedia a los ¿15 años? ¿Cómo llegó a mis manos El Infierno? ¿Cómo hice para leerlo sola? Me acuerdo que ya el purgatorio no me atrajo y al cielo no llegué nunca.
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Confesiones de lectora,
Lecturas
6 de mayo de 2017
El caso del enamorado portugués o de cómo se te da vuelta una hipótesis y se te clava en la cara
El caso del enamorado portugués nos llama la atención en una primera lectura como epítome de la fragmentariedad del tiempo, de la posibilidad de narrar y de la vida. Entre en el capítulo 9 del Libro I del Persiles y Sigismunda para mostrarnos cómo se muere de amor y cómo el tiempo de vida equivale al tiempo de la narración.
Pero en cuanto empezamos a escribir una ponencia sobre él vemos qué, contradiciendo descaradamente esa primera impresión todo en su caso es desborde, exceso y salirse de los límites: no solo narra sino que poeta, no se muere de amor sino de falta de decodificación dentro de una relación parapetada en las convenciones que lejos está de ser amor-amor, no se muere cuando ella lo deja sino luego de peregrinar y bogar y cantar y contar, no desaparece de la novela al morir sino que reencontramos su epitafio dos libros más adelante y hasta lo encontramos vivo en el cuerpo real de la persona real amiga de Cervantes a quien el autor metió en la novela para matar antes de morir pero, a la vez, para darle vida eterna luego de ambos muertos.
Así, el soneto que escuchan los peregrinos como primera marca textual de la voz del Manuel de Sosa Coitiño puede servirnos para leer la alegoría cervantino, no del amor ni del peregrinar tan comunmente asociados a la nave y el mar, sino,excesiva y desviadamente, a la creación poética y al plus de vida que ésta otorga. Esto se vuelve particularmente significativo si lo leemos a la luz del prólogo al Persiles y Sigismunda: texto póstumo de Cervantes y encabezado por su propia declaración de haber sido escrito después de la extremaunción, es decir, de nuevo, en un tiempo suplementario, un exceso de vida posible, construible, más allá de la muerte.
Pero en cuanto empezamos a escribir una ponencia sobre él vemos qué, contradiciendo descaradamente esa primera impresión todo en su caso es desborde, exceso y salirse de los límites: no solo narra sino que poeta, no se muere de amor sino de falta de decodificación dentro de una relación parapetada en las convenciones que lejos está de ser amor-amor, no se muere cuando ella lo deja sino luego de peregrinar y bogar y cantar y contar, no desaparece de la novela al morir sino que reencontramos su epitafio dos libros más adelante y hasta lo encontramos vivo en el cuerpo real de la persona real amiga de Cervantes a quien el autor metió en la novela para matar antes de morir pero, a la vez, para darle vida eterna luego de ambos muertos.
Así, el soneto que escuchan los peregrinos como primera marca textual de la voz del Manuel de Sosa Coitiño puede servirnos para leer la alegoría cervantino, no del amor ni del peregrinar tan comunmente asociados a la nave y el mar, sino,excesiva y desviadamente, a la creación poética y al plus de vida que ésta otorga. Esto se vuelve particularmente significativo si lo leemos a la luz del prólogo al Persiles y Sigismunda: texto póstumo de Cervantes y encabezado por su propia declaración de haber sido escrito después de la extremaunción, es decir, de nuevo, en un tiempo suplementario, un exceso de vida posible, construible, más allá de la muerte.
5 de mayo de 2017
Africanísima
El objetivo del curso es llevar a sus participantes a reflexionar acerca de cómo la herencia africana (muchas veces estigmatizada) en la vida social, cultural, económica y política de Brasil, es el resultado de procesos históricos complejos con consecuencias bastante contradictorias.
Esa presencia tradicionalmente se visibiliza en algunas expresiones culturales como la música pero, así mismo, con frecuencia esa visibilización es estereotipada e incluso prejuiciosa. Nos proponemos un recorrido que comprenda -sin agotar- el carácter multifacético de esa presencia, acompañado de algunas lecturas y testimonios vivenciales; para ello nos acercaremos a un recorrido -que se puede alterar en su orden- sobre algunos ejes, a saber:
1. Presencia africana en las expresiones culturales brasileñas;
2. Los orixás y el ifá: una introducción a las herencias religiosas africanas;
3. El candomblé, la umbanda y los ritos católicos;
4. Los “sambas”, los tambores, el congado, el jongo, el maracatu: ritmos y instrumentos;
5. La “capoeira”: património cultural brasileño;
6. “O que é que a baiana tem?”: indumentaria, estilo y accesorios;
7. Flora migrante: los ingredientes africanos que llegaron al Brasil;
8. Otras matrizes africanas de la culinaria brasileña;
9. Aporte de las lenguas africanas al portugués de Brasil;
10. Otras herencias
Sigue el texto: A rainha ginga: e de como os africanos inventaram o mundo para empezar a familiarizarnos con los contenidos del curso.
Capítulo Décimo
II
Fui a visitar Hongolo, no para transmitirle un mensaje del gobernador, sino por las ganas y la curiosidad que tenía de volverlo a ver. Lo encontré cuando preparaba el mufete. No se mostró sorprendido con mi visita. Me quedé sentado en una estera, mientras el mago asaba los cacussos. Repartimos entre nosotros el pirón de mandioca al que los ambundos suelen llamar funge. Los portugueses trajeron la mandioca para África y hoy ella es el pan de casi todos los nativos. Sin embargo, no la preparan como los indios. Inventaron nuevos modos y se apropiaron de tal manera de la planta que parece que siempre hubiera existido allí.
Hongolo se puso contento por oírme hablar en quimbundo. Mi visita lo alegraba.
— A los padres no les caigo bien, ¿por qué viniste?
— Ya no soy padre. La iglesia me expulsó...
— No te martirices por eso. Los blancos tienen buenas obras, pero la iglesia no es una de ellas. ¿Por qué es que los padres insisten en molestarnos con su Dios y su Diablo?
— Ellos creen que es su deber salvar a los africanos…
El sol brillaba sobre la laguna plateada. Nos quedamos en silencio por un tiempo, compartiendo la perfección de la tarde. Al final dijo Hongolo:
— ¿Conocés la historia del mono y del pez? Yo no la conocía. Entonces el quimbanda empezó a contarme: paseaba un mono por la floresta. Saltaba entre los árboles, cuando se encontró con una laguna como ésta y mirándola, encantado y sorprendido al mismo tiempo, ya que todos los monos temen el agua, avistó un pez que se movía en medio al lodo espeso, junto a la orilla. «¡Qué lástima!», pensó el mono, «aquel pequeño animal sin brazos ni piernas se cayó en el agua y está casi por ahogarse.» El mono, que era un buen mono, se quedó enormemente angustiado. Quería saltar y salvar el animalito, pero el terror se lo impedía. Por fin, se llenó de coraje, se zambulló, agarró el pez y lo lanzó para la orilla. Logró subir a la tierra firme y se quedó allí, contento, mirando el pez que saltaba. «He realizado una buena acción», pensó el mono, «mirá como está feliz!»
Me reí. Nos reímos los dos.
— Lo que más temo — agregó el quimbanda cuando paramos de reírnos — es que los propios peces empiecen a creer en los monos.
(AGUALUSA, José Eduardo. A rainha Ginga: e de como os africanos inventaram o mundo. Rio de Janeiro: Editora Foz, 2015, pp. 209-210)
Glosario:
mufete: pescado grillado (gallo, espada, “cacusso” o “carapau”), plato típico de Angola
acusso: una especie de tilapia (grupo de peces de origen africano)
ambundos (Mbundu): pueblo de lengua bantú
quimbundo: lengua del grupo bantú
Los esperamos
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