Volver a la super actividad después del 2015 de reposo no está siendo fácil. Claro que la culpa la tiene el laburo porque el cuatri pasado fui muy feliz cursando sin trabajar. Ahora toca recordar mis propios consejos: un día a la vez, una cosa a la vez, no pensar en mañana y menos en la semana completa porque es desesperante.
Lo obligatorio que me queda son los tres niveles de alemán. Empecé hace dos viernes bajo una tormenta que me produjo un patinazo en cada esquina (y el cagazo acumulado) y cuatro horas empapada en el aula. No estuvo tan mal. La profe es entretenida e inteligente y el idioma es un desafío enorme. Cada viernes tengo que recurrir a todas mis antiexcusas para no faltar. Pero hasta estoy haciendo las fichas.
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