Leo Historia universal de la infamia para mi formal parcial de Problemas de Literatura argentina y se me alborota la vida entera. ¿Todo el mundo se sacude tanto cuando lee, cuando escribe, cuando visita Jujuy, cuando prepara materias? ¡Voy a reventar si no dejo de emocionarme por todo tanto!!!!
Leo "El atroz redentor Lázarus Morell" y se me caen encima tantas cosas: la clase de Anibal Jarkovsky que escuché casi indiferente la semana pasada y ahora se me vuelve epifánica, mis lecturas infantiles y escolares con emociones de alupnos de Mark Twain y Jim y Huck que tanto los amo, mi cursada de Literatura norteamericana con Máragra Averbach y todos los relatos de esclavos que tuve ganas de seguir leyendo y postergué, mi confirmación de que este libro lleva años en mi biblioteca y me esperaba, este libro que me prestó un amigo de la feria de artesanos de Muñiz hace más de 20 años, supuestamente, para que leyera mi vieja, que yo le di a ella pero después rapté y nunca devolví, esta edición (Las Obras completas de Emecé) que mi propia madre había elegido regalarle a mi maestra de 3er grado, la señorita Blanca Rosa que, no sé si leía a Borges o mi madre quería que lo leyera, pero que sí nos hacía hacer unos ejercicios maravillosos de redacción. Me acuerdo de ella, de mi maestra, de mi mamá hablando con mi maestra, y de mi tarea en la que había que escribirle tres predicados diferentes a las nubes o a las tizas.
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