De repente, blogueando, se me cruza este romance (lo que me llamó la atención fue el verso que da título a esta entrada porque pensé que se trataba de deseo sexual explícito). Y mi cabeza conecta con el programa de moros y judíos del próximo cuatri de Española II (¿es mucho papelón cursarla por tercera vez?), con mi atención a la conferencia de Ruth Fine sobre conversos en el Congreso de la Asociación de Hispanistas, con mi trabajo con los romances y el mito de Filomena y Progne en relación con La fuerza de la sangre, con un cuento que me encantaba de chica cuyas protagonistas se llamaban Blancaflor y Rosaroja, con la cervantina Las dos doncellas que no pude ver en teatro el finde pasado, con mi reiterada pregunta sobre la tradición de mujeres, de hermanas, que no ha sido sostenida por la crítica y las lecturas como sí la de los dos amigos, por ejemplo.
La Reina Jerifa Mora -
Romance sefaradí
La reina Jerifa mora, la que mora en Almería,
dice que tiene deseos de una cristiana cautiva.
Los moros, como la oyeron, muy deprisa se partían
de unos iban para Francia, otros para la Almería.
Mataron al conde Flores y a la condesa traían;
se la llevan de presente a la reina de Almería.
Tomad, señora, esta esclava, la esclava que vos querías,
que no es ni mora ni judía, ni es dada a la malicia.
Sino es condesa y marquesa, señora de gran valía.
La reina estaba preñada, y la esclava estaba en cinta.
Quiso Dios y la fortuna las dos paren en un día.
La esclava tuviera un hijo, la reina parió a una niña.
Las negras de las comadres, por ganarse su platica,
dieron el niño a la reina y a la esclava dan la niña.
Un día estando la esclava con la niña en la cocina,
con lágrimas de sus ojos lavó la cara a la niña.
¡Ay, mi niña de mi alma, ay, mi niña de mi vida,
quién te me diera en mis tierras, en mis tierras de Almería!
Te nombrara Blancaflor, nombre de una hermana mía
que cautivaron los moros día de Pascua Florida.
La reina la estaba oyendo desde su salita arriba.
¿En qué conoces a tu hermana? a esa hermana tan querida.
Por un lunar que ella tiene, debajo de la tetilla.
Y ahí se conocieron las dos hermanas queridas.
Y al día por la mañana, se fueron para la Almería.
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